1896 - MADRID - TOREO PORTUGUÉS: JOSÉ BENTO DE ARAÚJO (TAUROMAQUIA - obra publicada em Espanha)


TOREO PORTUGUÉS

Va tan íntimamente unida la historia del toreo portugués á la del español, que apenas si se diferencian en algunos detalles.

Verdadero punto de hermandad entre ambas naciones han sido las corridas de toros, hasta el extremo de aceptar como suyos nuestros lidiadores, aplaudiendo sin reserva su temeridad y su arrojo, ajenos siempre á patrioterías de mal gusto, y á sensiblerías cursis, y dispuestos al férvido entusiasmo que en el alma más tranquila provoca de continuo el espectáculo de nuestra fiesta favorita.

Saben demasiado que á las corridas de toros no se las puede exigir más de lo que dan ni ver en ellas esas trascendencias filosóficas que se empeñan en achacarles los que presencian indiferentes el juego del boxeo que mata ó por los menos desnariga á un hombre; el juego del polo que desriñona é inutiliza á los más ágiles y hermosos caballos, y las carreras que el jockey se descrisma; los que pidiendo sin cesar carne cruda para satisfacer su apetito tienen el egoismo de no presenciar ni sufrir viendo cómo se vierte la sangre de la víctima que pedazo á pedazo han de devorar en el sabroso roosbeef. (...)

Los toros son una diversión que se extiende y subre como la marea, sin que peudan contener su movimiento ascendente diques ni propósitos. Palmo á palmo ganará terreno, y de la misma manera que Hernán Cortés y Vasco de Gama conquistaban lentamente Méjico y las Indias, así la afición á las corridas, adelantando, conquistará este departamento hoy, el otro mañana; triunfará en París, por llevarla el pueblo; invadirá como la oleada de la inundación la parda línea de los Vosgos por la derecha, subiendo de España, mientras hacia el Noroeste, precipitándose en la Vendée y en Bretaña, se detendrá un momento en el canal de la macha, esa masa líquida en cuya superficie circulan ya las corrientes glaciales del polo, pero pasará al fin y se apoderará de Londres, mientras rueda con fantástica rapidez sobre el suelo de Prusia.

Entonces la afición, lanzando un grito estentóreo de entusiasmo, proclamará la fiesta española, fiesta universal. Será realizable este sueño? Mientras vaya ganando terreno, por lo menos se puede tener esperanza.

Chi lo sa?

Pero no divaguemos, y sea con nosotros el método.

Biblioteca Digital de Castilla y León

Hablábamos de Portugal, de la hermosa patria de Camoens, y decíamos que su toreo no se diferenciaba del nuestro sino en ligeros detalles.

Digamos los que son.

En primer termino, la parte principal del toreo portugués es la caballeresca.

El rejoneo.

Pero rejoneo con rejón de los de forma de hoje de peral, al antiguo uso de España; rejón de muerte y no de adorno, clavados por peritísimos caballeros que, en vez de la airosa ropilla, visten para estos lances la casaca de terciopelo, y en vez del fieltro con airón, el sombrero de tres candiles, festoneando con plumas.

El rejoneo á la portuguesa no consiste en citar al toro y esperarle, rejoneando por la derecha mientras el peón le empapa por la izquierda con el capote, sino en buscar á la res, esquivarla, corretear en derredor suyo, poniendo á prueba el que lo ejecuta sus condiciones de habilísimo jinete; cambiar de pronto la dirección que se lleva, y, por último, y estando la fiera en condiciones, cruzar por delante de ella á toda velocidad, clavar y quebrar el rejón, quedándose con el puño como trofeo.


Hagamos mención de los caballeros del vecino reino que más se han distinguido en esta suerte.

He aquí los principales:

José Bento d'Araujo


Este distinguidísimo rejoneador, cuyo excelente trabajo han tendido ocasión de admirar los aficionados madrileños más de una vez, nació en Junquería (nota: Junqueira, uma zona de Lisboa) el año de 1852, y cuenta, por consecuencia, en la actualidad, cuarenta y cuatro años.

Dotado de una afición sin límites y un valor rayano en la temeridad, se presentó por primera vez ante el público de su país en 1874, alcanzando unánimes aplausos, y captándose, desde luego, la admiración y las simpatías del público, pudiendo decirse que desde aquella tarde data la celebridad de este caballero.

Después tomó parte en varias corridas verificadas en Sacavam, Campo de Sant'Anna, Porto y otras plazas de provincias, alternando con el célebre (nota: Casimiro) Monteiro y Manuel Mourisca.

Sembrada de flores en Portugal su senda de artista, quiso ver otra nueva tapizada para él en el extranjero, é imitando á nuestro D. Luis Mejía:

Saltó á Francia, buen país!

toreando con satisfacción general en París, Nimes, Marsella, Arlés, Avignón y Monte de Marsán, que siempre se han distinguido en festejar á los lidiadores célebres, y en proteger á los desconocidos. (José Bento de) Araujo puede contar su paso por Francia como una victoria legítima, y su trabajo de aquella ocasión, como uno de los que más pueden enorgullecer al que lo practica. Los periódicos se deshacían en elogios del gentil caballero, haciendo su apología y señalándole como uno de los más decididos y notables lidiadores portugueses.

Entre los distintos artículos y poesías encomiásticos que se le tributaron entonces, gustó mucho la siguiente composición publicada por el periódico taurino de Nimes, titulado El Picador, en su número del 28 de mayo de 1893.

MADRIGAL AU CABALLERO EN PLAZA, BENTO D'ARAUJO


Voyons! Caballero sois toujours admirable
Et fais que pour longtemps tu sois incomparable,
Ton royal coursier et toi, si ravissants,
Vous savez mériter les applaudissements!
Ton jeu superbe et grand, d'une grâce infinie
Du sang-froid, de l'adresse, entretien l'harmonie!
Tu es l'enfant gâté des spectateurs Nimois,
Redouble donc d'ardeur, car pour eux, tu le vois
Il faut non seulement planter tes javelines
Mais leur montrer aussi ce que chacun devine;
Le goût parfait de l'art, qui fait seul leur régal
Pour que tu puisses d'eux parler en Portugal.
L.S.

Sintiendo la nostalgia de la patria después de dos años de ausencia, volvió á ella en 1893 para continuar, quizá con más ardimiento que antes, su larga y envidiable carrera de triunfos, como lo prueban las delirantes ovaciones que alcanzó en Lisboa toreando en la plaza del Campo Pequeño.

La plaza española en que más se distinguió, fué en la de San Sebastián, donde mató un toro de un rejonazo como pudiera hacerlo Don Duarte, cuando rejoneaba en la Plaza Mayor de Madrid.

(José) Bento d'Araujo es hombre de educación esmeradísima, temperamento activo, y carácter franco y generoso, de esos que se granjean amistades por donde van.

En cuanto á su personalidad artística, nos atendremos al juicio emitido por el director del notable periódico portugués A Tourada, que tenemos á la vista,

Dice así:

"José Bento d'Araujo, á quien todos admiran por la corrección y lucimiento de su trabajo, pertenece al número de aquellos á quienes debe más el arte tauromáquico, porque ha sabido engranderle de una manera notable por la forma que cultiva con tanto esplendor. Su manera de lidiar está incontestablemente basada en los conocimientos más recónditos del arte y no intenta una suerte que no tenga el resultado apetecido. Las suertes de gaiola (1) las tiene practicadas con toda brillantez en las corridas en que ha trabajado en Campo Pequeño. Buen pulso y consintiendo siempre á los toros, su trabajo es, por regla general, el más correcto y lucido posible, siendo muy raro el ver un hierro colocado por el aplaudido caballero fuera del sitio en que deba estar. Dotado de un valor que pasa de los límites de lo ordinario, para él no hay toros de difícil lidia."

Como nota final podemos añadir que el caballero (José) Bento d'Araujo toreó en España con general aplauso, y descontando la plaza de San Sebastián ya mencionada, en la de Santander, donde se distinguió rejoneando toros de D. Vicente Martínez, de Colmenar; en la de Barcelona, donde trabajó en seis corridas, y, por último, en Madrid, á la que vino contratado por dos corridas, agradando tanto que la empresa tuvo que ajustarle por otras tres.

In LA TAUROMAQUIA ESCRITA POR D. LEOPOLDO VÁZQUEZ, D. LUIS GANDULLO Y D. LEOPOLDO LÓPEZ DE SAÁ BAJO LA DIRECCIÓN TÉCNICA DEL CÉLEBRE DIESTRO CORDOBÉS RAFAEL GUERRA, GUERRITA, Mariano Núñez Samper, Editor, Madrid - 1896