15 DE OUTUBRO DE 1896 - MADRID: A MORTE DE LESACA (na imprensa espanhola)

NUESTRO DIBUJO


Cogida de Lesaca en Guadalajara. Muerte en Madrid el 15 de Octubre de 1896.

COGIDA Y MUERTE DE LESACA

No hemos de incurrir en la rutina de casi todos los periódicos profesionales, sacando á relucir, cuando acontece un caso como el de que vamos á tratar, la ejecutoria ú hoja de servicios de la personalidad sobre la que giran las notas é impresiones del momento, máxime cuando, por regla general, son reproducciones del patrón que se corta de primera intención, para utilizarlo y apurarlo luego en ocasiones sucesivas, y cuando acusa suficientemente la pobreza de recursos el de volver sobre lo ya sabido ó quizás olvidado, para presentarlo con el barniz de una rápida información, ó para salir con menos sudores del atolladero, que es lo más positivo.

Cumplimos nosotros oportunamente con aquellos preliminares en el núm. 15 de nuestra publicación, correspondiente al año 1891, con ocasión de una corrida extraordinaria que hubo de celebrarse el 24 de Mayo, organizada por una sociedad de peluqueros titulada La Precursora, y en la que, como primera parte, se lidiaban dos toros de la ganadería de D. Benjamín Arrabal, de la vecindad de Avila, rejoneados á la portuguesa por los reputados caballeros José Bento d'Araujo y Manuel Casimiro de Almeida, y estoqueados por el entonces espada novillero Juan Gómez de Lesaca. Al entrar á matar el diestro al primero de dichos bichos, nombrado Vinatero, sufrió una aparatosa cogida, saliendo herido de gravedad en la región inguinal, lo cual motivó que nosotros nos ocupáramos con cierto detenimiento, á los pocos días, del referido suceso.

Punto de partida ha de ser éste, por lo tanto, en las consideraciones que desde aquella fecha hemos de exponer, respecto al torero recientemente desaparecido. Continuó Juan Gómez de Lesaca en su categoría de matador de novillos con variadas alternativas de éxito, pero defendiéndose bastante bien en dicho terreno, en el que el público sensato no puede ser en razón muy exigente, con el que con poco se contenta. Pero vino lo de siempre: el cálculo, sobre base sólida unas veces, sobre falsos cimientos otras, empujando para arriba, y la investidura acarició gratamente la imaginación del joven y arraigó en ella. Las circunstancias le favorecieron en sus propósitos, puesto que iniciada la temporada taurina de 1895, en feria de Sevilla, uno de los matadores de la combinación de aquellas corridas, Reverte, quedó lesionado en una mano en la segunda de ellas. A fin de reforzar el cartel para la siguiente, revistiéndole de alguna novedad, y con la precipitación propia del carácter meridional, se inició y combinó en el transcurso de una noche la alternativa de Lesaca, y al día siguiente ingresó en la comunión de los maestros iniciado por Guerrita...

Si buena oportunidad aprovechó en Sevilla, no fué menos excelente la que se le presentó en Madrid para ratificar la alternativa, lográndolo en la corrida de Beneficencia del 2 de Junio del año anterior, en la que, en unión de el Gallo, Mazzantini y Bombita, lidió toros de Veragua y D. Félix Gómez. Nuestro juicio sobre el debutante quedó consignado en la reseña correspondiente... Esto no obstante, Lesaca desde entonces toreó contado número de corridas, y así finalizó la temporada. Contado era también el número de las ajustadas al empezar la presente, que hubieron de ampliarse luego algún tanto, por los contratiempos experimentados por otros diestros, á algunos de los cuales sustituía. Lo cual quiere decir, exponiendo el pensamiento en toda su desnudez, que en estos últimos tiempos, el diestro de referencia era uno de los matadores del montón. Por qué no decirlo abiertamente, si con ello no se arranca ni una sola hoja de la corona de su martirio?...

Una de las últimas corridas organizadas en provincias, fué la de Guadalajara, para el jueves 15 de Octubre último. Debían lidiarse reses de la ganadería de D. Victoriano Ripamilán, de Egea de los Caballeros, por las cuadrillas de Largartijillo y Bombita; pero herido en un ojo el primero toreando en Granada el anterior domingo 11, fué designado para sustituirle Juan Gómez de Lesaca. Transcurrió la lidia del primer toro sin nada de particular, y apareció el segundo: Cachorro, retinto albardao, cuatreño, de poca presencia y fino de agujas. Dicen testigos presenciales que tomó con voluntad dos varas de Calesero é Inglés, repitiendo con otra el primero, estando al quite Lesaca; dicen que éste, vistiendo de verde y oro, en vez de sacar el toro hacia los medios, hizo el quite por dentro, teniendo que tomar la barrera; y dicen que al tomarla, perdió primero el estribo con el pie derecho, y al afianzarse con el izquierdo para saltar, le alcanzó el bicho en el aire, penetrándole el cuerno por la parte superior posterior del muslo derecho, y arrojándole en el callejón.

Comprendióse desde luego que la herida era terrible, contribuyendo á hacerlo creer así la gran hemorragia que experimentaba el diestro; y conducido en brazos á la enfermería, se confirmó la gravedad por los facultativos y por el estado del herido, consiguiente á una enorme cornada de veinticinco centímetros de profundidad, según se comprobó después, que marcaba en la región inguinal la señal por donde á poco más hubiera salido la punta del cuerno. Somos ignorantes en los procedimientos de la ciencia médica, pero suponemos que la primera cura debió ser deficiente, no por falta de voluntad ni de inteligencia, sino por falta de elementos y de práctica; y quiza creyéndolo así también el mismo paciente y personas de su confianza, decidieron su inmediata traslación á Madrid.

Nota tristísima la de ese convoy, formado por un vagón del ferrocarril, en medio del cual aparecía una camilla de la Cruz Roja, rodeada por unos cuantos contristados personajes, y del fondo de la que salían lastimeros quejidos producidos por los agudos dolores experimentados por el herido, ó un silencio angustioso, cuando era presa de frecuentes colapsos!... La camilla atravesó entre las sombras de la noche por varias calles de la populosa capital; el herido, que luchaba en su fondo, se ahogaba por momentos; y cuando la afligida comitiva hacía alto en el domicilio del pocas horas antes arrogante mancebo, y la ciencia experta iba á entablar su litigio con la materia, una contracción nerviosa, un suspiro imperceptible, anunciaba que aquel cuerpo erguido y vigoroso á la mañana, era una masa inerte al terminar el día... La tragedia estaba consumada!

El compañerismo y la amistad se encargaron de lo demás: de subvenir á los gastos del sepelio, levantando en la casa ajena, pero hospitalaria, severa y elegante capilla ardiente; de rodear el féretro de magníficas coronas de flores artificales y aromosas guirnaldas de flores naturales; y de mitigar con sus inicativas el acerbo dolor de la amante esposa y de los tiernos hijos.

Y todos cumplieron con esas obras de caridad, que tan bien saben practicar los españoles. Para qué citar nombres? La desgracia no debe ser motivo de exhibición de actos ni de personalidades. Todos hemos dicho: basta con eso, y si no basta, únanse los nombres de Reverte, Bombita y Mazzantini, á los más hermosos sentimientos de humanidad y compañerismo...

La prensa, el arte taurino y el pueblo, promovieron una sincera é imponente manifestación de duelo en las calles de Madrid, el la tarde del 17 de Octubre, ante el féretro del desdichado lidiador, y poco después quedaban en eterno descanso, en el cementerio de la Sacramental de San Lorenzo, los restos del que no fué uno de los principales matadores, ni de los que mejor sabían andar entre los toros, según alguien ha escrito en la hora de las exageradas alabnazas, pero que compensó con suas bellísimas prendas personales, sus deficiencias de torero.

MARIANO DEL TODO Y HERRERO

Biblioteca nacional de España

In LA LIDIA, REVISTA TAURINA ILUSTRADA, Madrid - 2 de Novembro de 1896