18 DE MAIO DE 1886 - LISBOA: PRINCESA FRANCESA E TOURADA PORTUGUESA (na imprensa espanhola)


Biblioteca nacional de España


CASAMIENTO
DEL PRÍNCIPE DE PORTUGAL

(De nuestro corresponsal.)

LISBOA 19 de mayo de 1886.

Aspecto de fiesta

He querido comenzar esta carta varias veces durante el día, y otras tantas se me ha caído la pluma de la mano. ¿Quién tiene reposo para escribir, cuando se encuentra en meio de la efervescencia y del bullicio que hoy presenta una capital que ha pasado todo el día de fiesta, anticipándose á las oficiales, y que por todas partes palpita con el número inmenso de forasteros que inundan, no ya el Chiado y el Terrero do Pazo, las ruas d'Ouro y da Plata y las plazas de Camoens y la del Rocío, sino todos los puntos de la ciudad alta y baja?

He dicho que hoy han empezado las fiestas de la próxima boda, y he dicho mal; porque principalmente desde la llegada del Duque de Aosta, no se trata más que de festejarle, y ya se le ha visto en todas partes, llevando tras si el concurso de la mucha gente forastera que hay en Lisboa y de un gran número de la de la capital, que aunque no sean aquí tan dados á divertirse como los madrileños, parece que se dan gran prisa á disfrutar lo que se presenta.

Anteayer á las tres de la tarde tuvo recepción oficial D. Amadeo en la Legación de Italia, cuyo personal, presidido por el Ministro, Marqués de Aldorini, le acompañaba en el solemne acto.

Como no tenía papel que representar en la recepción, no pude ver el antiguo Rey de los radicales de España, que excitaba mi curiosidad; pero ayer vino la fortuna en mi favor, pues el Duque de Aosta, con el Príncipe heredero y el Infante D. Alfonso, asistieron á la corrida de toros, á que me llevó mi insuperable afición á la fiesta esencialmente española. ¡Pero qué plaza y qué toros!

El valeroso caballero José Bento de Araujo, que aquí es tan popular, los hermanos Robertos, el hábil José Peixinho, Calabaza y Rafael, Minuto y José Cortés, ¡qué caballeros, qué toreadores y qué espectáculo" El de aquí será el tradicional y clásico, pero prefiero el arte romántico de Lagartijo y Frascuelo, Agujetas y Badila, Guerrita y el Regaterín.


D. Amadeo de Saboya

Toda la tarde la pasé mirando y observando á D. Amadeo, y pasando un mundo de ideas y de pensamientos por mi imaginación. El Duque de Aosta, que está en Lisboa, es tan distinto del Rey Amadeo que entró en Madrid en 1872, como una mañana espléndida de mayo y un anochecer sereno de octubre. En catorce años ¡ cuánto he envejecido!

No he tenido el honor de ofrecerle mis simpatías; pero sí he hablado con uno de los individuos de su comitiva, el Sr. Eduardo de Martinho, antiguo oficial de la marina italiana, y en la actualidad pintor distinguidísimo de marinas, á quien S.A.R. convidó para que le acompañara en este viaje. Le conocí en Londres, cuando pintaba aquel hermoso cuadro de la batalla de Trafalgar, que le encargó el Gobierno de la Reina Victoria, y que le valió á su autor un verdadero triunfo. Después partió para el Brasil y no volví á saber de él, hasta que aquí le he encontrado.

La conversación que con él he tenido sobre la causa prematura de la vejez del Duque de Aosta, que ha pasado por tantos dolores intimos desde que renunció la Corona de España, sería interesantísima para los lectores de LA EPOCA; pero me apartería demasiado del objeto de esta carta, y acaso la aplace para ocasión más propicia.

Por haber sido el primero de los Príncipes que han venido á autorizar con su presencia la boda del Duque D. Carlos, y por las muchas simpatías que aquí se le conservan desde que buscó la hospitalidad de Lisboa á su salida de España, en los parajes á donde concurre el pueblo le trata con suma consideración, rindiéndole notorios homenajes de su respeto.

Otros personajes

Indudablemente hubiera compartido con el Duque de Aosta la predilección general de esta país alguno de los Príncipes del Brasil, á quien por algún tiempo se ha estado en la persuasión de que vendría enviado por su padre el Emperador para asistir á las ceremonias. Este rumor, sin embargo, se ha desvanecido, y el Sr. Barón de Carvalho Borger, Ministro del Imperio en esta capital, es el que ha recibido las credenciales para esta misión especial.

Sigue en rango en estas representaciones de corte el Príncipe Jorge de Inglaterra, á quien maãna se espera. Según los informes que he adquirido, el hijo segundo del Príncipe de Gales tiene veintiún años y ya es todo un marino consumado. Viene acompañado del capitán Stephenson, con quien salió de Malta el día 12 á bordo del yacht real Imogenes, y desde Gibraltar se tuvo ayer noticia aquí de su paso por el Estrecho.

La comisión española sucede en categoría á la de Reina de Inglaterra. La preside el Ministro aquí acreditado, Sr. Méndez de Vigo, al que va adjunto todo el personal de la Legación, al que se han agregado los hijos del Duque de Fernán-Núñez, el Marqués de la Mina y el de Castel Moncayo, y la autorizan además, por el Ministerio de la Marina, el contraalmirante D. Ramón María Topete con el capitán de fragata D. Ramón Auñon y el auditor D. Juan Spotorno y el General Cuenca, con dos ayudantes, como indiciduo del cuarto militar de S. M. Ya están aquí la fragata Almansa y el aviso Navarra, de cuyas fuerzas inmediatamente tomó el mando el Sr. Topete. El Rey los recibió con muestras de vivísimo afecto y designó al primer teniente de la Armada, D. Fernando de Serpa Leitaon Pimentel, para que esté á las órdenes del señor Topete mientras la comisión permanezca en esta corte.

El Emperador de Rusia se hace representar por Mr. de Fouton y el Barón de Brennez; el del Japón por el Marqués de Hachionka, á quien mañana se espera, y los Estados Unidos de América, Alemania y Austria, y los demás Estados amigos, por sus respectivas legaciones.

Únicamente faltará á las fiestas el de la República de Santo Domingo, á quien retienene en París asuntos urgentes de su Gobierno.

Los periodistas

Y ya que me ocupo de Príncipes, no dejaré en olvido á los que no sé si llamar príncipes también ó simples ciudadanos de la república universal de la opinión: es decir, á los periodistas.

No son todavía muchos los corresponsales extranjeros que han venido á Lisboa. El primero ó la primera que llegó, pues es hembra, fué madame Regina Manay, procedente de Madrid, y que viene en nombre de la American Register. También se halla aquúi Mr. Jules Cardane, redactor de Le Soleil, de París; Mr. Dick de loulay, dibujante de Le Monde Illustré y corresponsal del Moniteur Universal; Mr. Ferrari, del Gaulois; Mr. Oscar Harrard, de Le Monde; Mr. Fernando Xau, del Gil Blas; Mr. Stany Lami, del Evenement; Mr. Deville, de la Correspondance Universelle; Mr. Huilard, del Français; Mr. Horace Moisaud, redactor del Moniteur de l'Oise de Beauvais, y el Sr. Federico de Hamen, dibujante de la Ilutration Française.

También hoy ha llegado de Madrid la Princesa Ratazzi, que ha tomado en el Grand Hotel de Lisboa las mismas habitaciones que ocupó la Patti. Otros se esperan todavía, y la comisión nombrada para distribuír los treinta billetes únicos que se destinan á la prensa para todos los festejos, comisión que presiden los Sres. Pinheiro Chagas y Eduardo Gimaraes, sólo han reservado diez para los extranjeros, habiéndolos distribuuído en la redacción del Correio da Noite.

He preferido, sin embargo, componérmelas por mi solo, como Dios me dá á entender, y no he acudido á la inscripción de mi nombre en el registro de la comisión, porque como de antiguo conozco á Lisboa, paréceme que tendré medios sobrados de verlo todo y de enterarme bien de lo que no pueda ver.

Felicitaciones

Pero hora es ya de que entre en las verdaderas emociones del día, en el cual todos los periódicos han saludado respetuosamente por la mañana á la nobre Princesa que ya pisa el suelo portugués.

"¡Que la juvenil princesa, dice uno de estos periódicos, entre en la tierra que va á ser su patria rodeada de cánticos de paz y de himnos de alegría! ¡Que el camino que la conduce á nuestros hogares sea una perpetua alfombra de rosas! ¡Que la sonría á nuestro lado y perennemente la sonrisa que hoy la brindan en triple vinculo la primavera, la juventud y el amor! Otro periódico saluda á la Princesa Amelia con los tiernos actntos del Cantor de los cantares, y le dice:

Em hora boa venha a nova esposa
Por caminho de flores.

Em todos los escaparates de todas las tiendas de la rua Nouva d'Almada y del Chiado se expenden por centenares las fotografías de los Reyes y de los Príncipes, tiradas por Philon; y desde las primeras horas de la mañana atruenan los oídos los vendedores de periódicos con la Flolha Illustrada, que reproduce los retratos del Príncipe Carlos y de la princesa Amelia, grabados por Caetano Alberto. En las librerías ha aparecido hoy un librejo del día con el título Um romance de amor.

Anoche, al experimento de las iluminaciones en el Terreiro do Paço, concurrió un gentío inmenso, y hoy medio Lisboa se ha propuesto vivir en las calles, hasta que den las cinco de la tarde, hora oficial en que el tren que conduce á los Príncipes debe llegar á la estación.

El viaje

Mas retrocedamos un poco. El Príncipe Carlos salió á la frontera á esperar á su prometida. En el tren que le condujo le han acompañado sus ayudantes y el Ministro de la Marina, los administradores de la Compañi de los caminos de hierro, señores Fontes Ganhado, Conde de Foz, Vanzelles y Chamizo, el director de la misma Compañia, el ingeniero López y los jefes de tracción, vía y movimiento.

D. Carlos vestía pequeño uniforme de capitán de caballería.

En la estación le despidieron el Duque de Palmella, Ministro de la Guerra; el Gobernador civil, el Comandante general de las guardias municipales, los consejeros Cardoso Avelino Peito de Carvalho, Chamizo, Barón de la Regaleira, muchos oficiales del ejército y otras diversas personas.

El paso por cada estación ha sido comunicado telegráficamente al Rey, así como de España han estado llegando todo el día de ayer continuos telegramas.


La llegada

Son las siete. Estoy rendido y acabo de despachar á LA EPOCA un largo telegrama con las noticias del viaje que me fueron trasmitidas.

No es posible describir lo que he presenciado. ¡Qué espectáculo tan majestusoso y tan imponente!

¿Reseñaré sólo el desfile de los Príncipes que acompañan á la augusta novia y su numeroso sequito? ¡Más de cien personas!

He visto descender del vagón á los Príncipes. ¡Qué hermosa me ha parecido esa linda princesa de cabellos rubios, perfil ideal, erguido talle y mirada tímida y serena, que viene á hacer el encanto de esta familia real! En sus manos traía, como acariciándolos contra el seno, dos bouquets, que según me han dicho, le habían sido entregados en la setación de Orleans, en el momento de salir de parís.

El uno, de rosas blancas y rojas, era, según parece, de las predilectas amigas de su juventud, las Srtas. de Haussenville y de Cecey; el otro, de rosas blancas, tuvieron el honor de ofrecérselo el Conde y el Vizconde de Penamacor y los Vizcondes de Faria, al dejar la Francia tal vez para siempre.

Aquelos dos bouquets que la Princesa no ha dejado ni un momento de su mano durante el viaje, forman un conjunto completo de su vida; los afectos que deja allí; los afectos que aquí viene á consolidar. - N.

In LA ÉPOCA, Madrid - 21 de Maio de 1886