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TOROS.
Corrida extraordinaria celebrada en Madrid el domingo 11 de Noviembre de 1883
PRESIDENCIA DEL SEÑOR MIRANDA.
Antes de la corrida.
— Pues señor; ustedes recordarán que vino Bargossi y corrió en competencia con un caballo, y le ganó; pero no contaba con que en España — dijimos nosotros hacemos más, y sin mirar la bondad del hecho, brotaron andarines como hojas en los árboles, y vencieron, al italiano, cuyas glorias, á semejanza de las de Napoleon I, tuvieron su tumba en España.
Hubo andarin que se decidió á correr cinco leguas en competencia con una locomotora, y... reventó, eso sí, pero llegó despues.
Mis benévolos lectores dirán: ¿Pero á qué nos dirá eso este buen señor? Muy sencillo; desde las corridas reales del 78 se despertó la aficion á la suerte de rejonear, casi olvidada ya en las prácticas taurinas, y unos con ménos y otros con más suerte, vimos rejonear á cuatro caballeros; despues vinieron las segundas nupcias de S. M. Don Alfonso, y volvieron los rejoncillos; cuando el Rey de Portugal visitó la Córte, repitióse la fiesta, y áun en las novilladas vimos rejonear á (José) Bento d'Araujo, caballero portugués. En la Córte no volvimos á ver la suerte á la portuguesa hasta el domingo anterior, en que los caballeros portugueses D. Luis do Rego y don Alfredo Tinoco da Silva demostraron su habilidad y su destreza; pues bien, hoy dos caballeros españoles, D. José Rodríguez y D. Juan Laborda, siguiendo el impulso de raza, se proponen hacer más, ó por lo ménos tanto como los anteriores, y lo harán, porque en España el excedernos unos á otros es tan comun y tan de costumbre, que hasta en los gobernantes está en uso hacerlo peor que sus antecesores en el poder.
Pero relatemos la fiesta de hoy, y juzguemos sin comparar.
Segun el cartel, los toros para rejonear son de D. Ignacio Roquete, vecino de Portugal, y se lidiaron en primero y último lugar: en caso de que no mueran los estoquearán el Quilez y Almendro.
Los otros cuatro son de Schelly y de Muñoz, por mitad, y se lidiarán en competencia. Chicorro y Gallito son los diestros encargados de refrendarles el pasaporte; pues serán lidiados á la española en lidia ordinaria.
Cómo se portarán los bichos no lo sabemos; cómo lo harán los lidiadores tampoco; pero al concluir la corrida habrá quedado satisfecha nuestra curiosidad. Ahora ojo avizor. Orden de salida.
Los alguaciles, los caballeros, vestidos Rodríguez á lo Velazquez y Gonzalez á lo caballero de Carlos I, ambos sobre dos caballos, nada briosos y adornados con escaso gusto, y despues de los rejoneadores, los chicos todos, picadores, monos sábios y demás argumento de una corrida de toros.
El primer toro estaba anunciado de Roquete; pero sin duda, para probar una vez más que los carteles nunca rigen, fué desechado y sustituído por uno de D. Bartolomé Muñoz, que fué colorao, ojinegro y que aguantó un rejoncillo y una farpa del Rodríguez y dos rejoncillos y una farpa de Laborda; observaremos que todos fueron puestos á la portuguesa y ninguno á la española. Variada la suerte, quiso el cielo que Quilez nos aburriera dando al pobre bicho una corta, un mete y saca, una baja y atravesada, como el alma de una suegra de cuerpo entero, y un mete y saca final, todo esto salpicado de las mil y una barbaridades de pases. A pesar de la silba, el chico llegó incólume al estribo. Vestía encarnado y negro.
Entraron los picadores Crespo y Bartolesi y empezó lo formal.
Medianito, con su pelo negro, astiblanco, basto, voluntario y bravo, creciéndose, salió al ruedo luciendo la enseña de Schelly y aguantó cuatro varas de Crespo y dos de Bartolesi; ambos dejaron como un recuerdo dos espíritus de caballo, impregnando la arena. Quilez colocó un par bajo, pero malo, y luego otro mejor, y Villaverde, hijo (que no figuraba en el cartel), colgó dos pares muy aceptables. Don José de Lara (Chicorro), de azul y oro, dijo: se los habrá olvidado lo mal que sé hacerlo en ocasiones, y miren ustedes lo que hizo y arrópense, que hay tiempo de resfriarse: seis naturales, tres con la derecha, cuatro cambiados y tres altos y luego dos pinchazos y una corta, dando el paso atrás, tirándose de léjos, y en el cuarto toro se continuará.
El tercero, colorao, cornicorto, ojo de perdiz, jóven, bravo y de cabeza, á tener un año más, hubiera dado qué hacer. Pimiento se llamaba: ocho varas tomó de Crespo, Juaneca (otro papsus del cartel) y de Fuentes, en cambio de ocho tumbos, y dos caballos dejó en tierra del primero, uno del segundo y otro del tercero.
Morenito clavó dos buenos pares y Almendro uno y medio, y Gallito, de verde y oro, prévios tres naturales, cuatro con la derecha, dos cambiados y uno de pecho, se tiró con tal fé al volapié, que salió trompicado, yendo á caer á alguna distancia del toro; éste, entretenido por la cuadrilla, no hizo por él. La estocada resultó un poco pasada, pero buena. El chico fué aplaudido.
Salió el cuarto y Chicorro dió el salto de la garrocha como él solo le dá, y despues de tomar el toro cinco varas de Crespo y dos de Bartolesi, dejando muerto el penco que sostenía al primero, Chicorro cogió las cortas (banderillas), y despues de tres salidas en falso, colgó un par y luego otro de las comunes. Gallito, á quien aquél dió un par, clavó éste y luego otro, ambos de las largas, prévias dos salidas en falso.
Don José dijo: continuemos demostrando que sé hacerlo mal, y prévios seis naturales, siete con la derecha, dió cuatro cortas ó pinchazos bajos, uno de éstos sin soltar; otra corta y una baja, perdiendo una vez el trapo, tomando el olivo, saliendo por la cara y dando el paso atrás: pedir más fuera gollería.
El torete, que era más jóven que el anterior, y tambien de Muñoz, era colorao, abierto y voluntario. Los piqueros le sacrificaron y Chicorro le mechó. Tabernero, que así se llamaba el cornúpeto, murió diciendo: "Solo en la paz de los sepulcros creo."
Javaito, de Schelly, era muy feo de cuerna, y su pelo retinto aldinegro. Bartolesi se quedó sin un penco, que le hirió el toro anterior, así que Crespo puso dos primeras varas y luégo cuatro Bartolesi; sin noveá en los pencos. Morenito puso un par y medio; Almendro uno bajito, y Gallito, prévios diez y siete pases, despachón de una alta, una baja y atravesada y un descabello á la segunda. El chico no se metió al herir: lo bueno dura poco.
Y aparecieron otra vez los ginetes en plaza, que si mal estuvieron en el primer toro, peor estuvieron en éste, que lo fué de don Ignacio Roquete. Sin poner rejoncillos á la española, pusieron dos Laborda, siendo alcanzado y saliendo desnudo el jaco, y uno Rodríguez: que fué derribado; despues de esto, corre que te correrás, se pasearon á seis varas del toro, hasta que el público obligó con sus silbidos á que se retirasen y á que Almrendro, de traje plomizo y oro, prévios tres naturales, cuatro con la derecha y uno cambiado, diera dos pinchazos y una buena que concluyó con el toro portugués y con la corrida.
Despues de la corrida
Juicio crítico.
Poco podemos decir que sea bueno. Los ginetes en plaza se han portado muy medianamente. Eso de querer rejonear á la portuguesa sin amaestrar los caballos, es lo mismo que querer correr sin piernas; en cuanto á rejonear á la española, no lo han practicado porque ni ellos ni ninguno de los que pisaban el redondel saben cómo se ejecuta. Tal vez crean que con sólo usar el rejon español ya está hecha la suerte, y en ello están muy equivocados; que lean y estudien, que buena falta les hace. Los trages y arreos de los ginetes y caballos, impropios y hasta ridículos.
Los toreros malitos en general, lo mismo los de á pié que los de á caballo.
Chicorro no ha hecho bien más que el salto de la garrocha; mediano en banderillas y ménos que mediano matando, sin rematar ningun pase, pinchando mal y dando el paso atrás, de infeliz recordación.
Gallito, pasando como siempre, parado y la mayor parte de las veces bien; perfectamente al tirarse á matar á su primer toro por derecho y metiéndose, pero á fin de evitar achuchones como el de hoy ú otra cosa peor, le recomendamos lo que ya le hemos dicho, que se acuerde de que para algo sirve la mano izquierda. En banderillas mediano.
Los picadores son picadores porque así los llaman, y nada más. ¿Qué entienden ellos de picar toros? Y los banderilleros ¿saben cuáles son sus obligaciones?
No ha habido dirección de plaza; cada uno ha hecho lo que ha querido. La autoridad bien, pero dormida.
El ganado, muy jóven, ha cumplido, sobresaliendo el tercer toro, de Muñoz, cuya ganadería ha vencido en la llamada competencia, y los sobresalientes de espada sin sobresalir en nada, como no sea por lo malo.
La entrada floja, como la corrida merecia.
JOSELITO.
In DIARIO OFICIAL DE AVISOS DE MADRID, Madrid - 12 de Novembro de 1883