11 DE DEZEMBRO DE 1903 - LISBOA: A VISITA A PORTUGAL DO JOVEM REI DE ESPANHA

 

Biblioteca nacional de España


SUMARIO.

GRABADOS - Retratos de S. M. el Rey Don Alfonso XIII; de Su Alteza Real Don Alfonso, duque de Oporto, infante de Portugal, y del Excmo. Sr. D. Ernesto Hintze Ribeiro, presidente del Consejo de Ministros de Portugal; Carrozas, comitiva y escolta esperando la llegada del rey de España. SS. MM. los Reyes de Portugal y de España saliendo de la estación del Rocío. - Retrato del Excmo. Sr. D. Luis Polo de Bernabé, enviado extraordinario y Ministro plenipotenciario de España en Portugal. - Lisboa. Viaje de Don Alfonso XIII á Portugal; Visita de SS. MM. al castillo de San Jorge. Banquete ofrecido al Rey de España en el palacio de la Embajada española. Rigodón de honor en el baile celebrado en el palacio de Ajuda. Brindis de S.M. el Rey de España en el banquete oficial del palacio de Ajuda. - Retrato del Excmo. Sr. Conde de Tovar, enviado extraordinario y Ministro plenipotenciario de Portugal en Madrid. - Lisboa. Viaje de D. Alfonso XIII á Portugal; Aspecto de las iluminaciones y fuegos artificiales desde las rampas de San Pedro Alcántara. Escuadrilla española en el Tajo. Los Reyes de Portugal y de España dirigiéndose al Carlos V. Los Reyes de Portugal y de España saliendo del Carlos V. Desembarco de SS. MM. en la plaza del Comercio á su regreso del Carlos V. - Retrato del Excmo. Sr. Conde de Avila, presidente de la Cámara municipal de Lisboa. - Lisboa. Viaje de Don Alfonso XIII á Portugal; Salida de SS. MM. de la Cámara municipal. - Retrato de S. M. Doña Maria Pia, viuda del rey Don Luis I. - Viaje de Don Alfonso XIII. Cintra; Palacio donde S.M. la reina Pia ofreció un banquete al Rey de España. Salida de SS. MM. después del banquete. Lisboa; La plaza de toros. Saludo de los lidiadores en la corrida de toros. El palco regio en la plaza de toros. Ovación tributada al Rey de España en el teatro de San Carlos. Varias vistas de Villaviei sa.

NUESTROS GRABADOS

EL VIAJE Á PORTUGAL DEL REY DE ESPAÑA

Tan pocas veces depara al cronista la fortuna ocasiones de satisfacer la pública curiosidad con la reseña de prósperos sucesos, que hoy ha de congratularse muy de veras de tener que hacer el sincero relato del primer viaje del Rey de España al Extranjero, recientemente efectuado bajo los más excelentes auspicios.

Para seguir el noble ejemplo de su augusto padre el inolvidable rey D. Alfonso XII, ha querido nuestro joven Monarca comenzar esta clase de viajes por el vecino reino lusitano, y bien ha podido convencerse por la acogida que él ha renido de que el caballeroso pueblo portugués ha sabido apreciar y agradecer aquella preferencia.

Ya en los días que precedieron á la llegada á Portugal de nuestro soberano, notábanse bien claramente en Lisboa las impresiones más favorables, y en los preparativos que se hacían para el más ostentoso recibimiento, en las fiestas que se disponían para hacer más agradable la estancia del regio huésped y en la animación de todas las clases sociales ante la proximidad del suceso, revelábase un estado del alma nacional que la prensa lisbonense se esmeró en recoger y acertó á reflejar en sus columnas por modo tan sincero como brillante.

Con íntima complacencia leíamos en aquellos días los periódicos de la capital del vecino reino al ver los conceptos cariñosos y verdaderamente fraternales con que saludaban á nuestra patria en la augusta persona que ejerce y ostenta su más alta representación.

Esta España querida, tan castigada de crueldades y desdenes de extraños como entristecida por desalientos y pesimismos de propios, ha sido objeto de tan afectuosos elogios por parte de la prensa lusitana, que sería incurrir en imperdonable culpa de ingratitud no hacer en la ocasión presente mención especialísima de su hermosa hidalguía y pública demostración de lo que con ella nos complace, nos alienta y nos obliga.

Esa prensa evocaba, en vísperas de la llegada del Rey de España, los altos ideales de paz y de concordia, que si pueden favorecer los progresos y los intereses de las grandes nacaionalidades en la plenitud de la prosperidad y de la fuerza, para aquellos pueblos de debilitado poderío y de amarga suerte constituyen la única atmósfera de prodigioso aliento y el régimen de más saludable y justiciera eficacia, y hacían constar después que en la legitimidad de sus derechos, cada cual dentro de sus fronteras, en el honrado empeño de sus progresos, con el estímulo generoso de su historia y el culto sagrado de su bandera, España y Portugal pueden y deben ir fervorosamente al encuentro de esos ideales de paz y de justicia.

El pueblo lusitano sentíase hermano del pueblo español, y de la misma manera que las grandes cordilleras y los mayores ríos de entrambos países tienen el mismo origen, veía afinidad estrecha en los destinos de raza por el recuerdo de las veces que en esplendores de gloria y en amarguras de infortunio ambos pueblos se hermanaron en una misma historia épica y trágica.

Propicia la ocasión de la regia visita para expansión de tan levantados sentimientos, la prensa lusitana, á la vez eco y guía de la pública opinión, auguraba que la acogida al augusto viajero había de ser aún más que respetuosa muestra de la hidalga cortesía de su carácter, una emoción afectuosa de sus corazones.

Bien se demostraba la sinceridad de estos propósitos en aquella nota que distingue al verdadero cariño, y que consiste en el fervor con que procuramos difundir y comunicar á los demás el afecto que sentimos. Llenos venían los periódicos de Lisboa de noticias referentes á España, y muy particularmente al rei D. Alfonso.

Su retrato y el de las demás personas de la familia real, la historia de la dinastía reinante, los datos íntimos de la vida del Rey, los recuerdos de su infancia, las más cariñosas semblanzas de su personalidad, y como nota prestigiosa para avivar en las almas nobles el calor de la simpatía, la consideración de los infortunios del augusto niño.

En la cabeza juvenil de ese Rey, decían, las auroras trocáronse en una noche de infortunios propios y de la patria. Los crespones de la orfandad cubrieron su dorada cuna bajo los magníficos techos del real alcázar. Vió las lágrimas de la viudez en los ojos de su madre antes que viese las sonrisas, que son para tantos otros niños las alboradas primeras del mayor amor humano en los labios de las madres; después, en su atribulada adolescencia, sintió caer su alma de rey y de español otras más pesadas lágrimas, inmensamente mayores que los diamantes de su antigua corona, aquella en que las joyas de los reyes moros se engastaron en el oro de la América descubierta, aquella que tiene los fulgores épicos de Covadonga y los resplandores imperiales de Pavía, la de los Reyes Católicos en el día en que se rindiera Granada, la de Carlos V en el día que la soberanía española enlazó entre sus trofeos un amplio dominio en la tierra europea. Eran las lágrimas de España que se despeñaban con trágico fragor por esa historia prodigiosa, que tiene la altura de diez siglos con los resplandores de un astro formado con toda la gloria de sus héroes, con toda el alma de sus poetas, con todas las visiones de sus artistas, con todo el fulgor de las leyendas que crearon sus soñadores y con cuantos esplendores suavísimos irradiaron de la abnegación de sus santos y de la fortaleza de sus mártires.

Así se expresaban, con este amor, con esta altura de pensamiento, con este calor de afecto; pues nuestra sinceridad nos obliga á manifestar explícitamente que, al referir lo que antecede, reproducimos fielmente sus conceptos y hasta en mucha parte sus palabras, porque tan dentro del alma penetró su grata lectura, y de tal suerte se identificó con las propias ideas y sentimientos, que no es necesario, ni quizás posible, al relatarlo, diferenciar lo recordado de lo sentido.

El día 10 llegó S.M. á Lisboa.

Ya en la estación de Entroncamento esperaban á D. Alfonso XIII el Consejo de Ministros de Portugal y muy distinguidas personalidades del reino y los estudiantes de Santarem, que habían solicitado del Gobierno les consintiera salir al encuentro del Rey de España.

Imponente y entusiástica fué la manifestación hecha á nuestro Rey á su llegada á Entroncamento, y durante el trayecto veíanse en los campos grupos de aldeanos que se descubrían al rápido paso del tren real, y en las poblaciones gente hasta en los tejados de las casas, que agitaban sus pañuelos saludando al regio viajero.

A la una de la tarde llegaba á la estación del Rocío, de Lisboa, el tren real. Allí le esperaba desde diez minutos antes S.M.D. Carlos I, que vestía el gran uniforme de generalísimo portugués y ostentaba la banda española de Carlos III, y el Príncipe real con uniforme de alférez de Lanceros y la banda de las tres órdenes; un numeroso acompañamiento, en el que figuraban el Cuerpo Dilpomático, toda la corte, casa militar y civil del Rey, Cámaras de los pares y de los diputados, comisiones del Municipio, generales, jefes y oficiales superiores del Ejército y Armada, el Cardenal Patriarca de Lisboa, los Obispos de Coimbra y Betsaida y las más distinguidas representaciones oficiales, así como de las asociaciones españolas La Galaica y la Fraternidad.

A los acordes de la Marcha real española descendió del vagón D. Alfonso, á cuyo encuentro se adelantó D. Carlos, abrazándose ambos soberanos, mientras resonaban los vivas al Rey de España y á los de Portugal.

En el salón, lujosamente preparado al efecto, ocuparon el trono los dos Reyes y el Príncipe, y el presidente del Ayuntamiento dió al augusto huésped la bienvenida en elocuente y breve discurso.

«Señor - dijo - la altísima distinción que V.M. se dignó hacer á Portugal, escogiéndole para la primera visita oficial, desde la fausta llegada de V.M. al trono y después de asumir la suprema magistratura de la huidalga y heroica nación española, llena de justificado júbilo á la ciudad de Lisboa, que aprecia su elevadísima significación para las dos naciones vecinas y amigas, y que acoge á V.M. con el más sincero y con el más profundo reconocimiento.

«Señor: Permítame Vuestra Majestad que en nombre de la ciudad de Lisboa tenga yo la elevadísima honra de presentar á V.M. los más cordiales saludos de bienvenida y los más respetusoso homenajes, completamente convencido de que interpreto fielmente, no sólo los sentimientos de los habitantes de la capital del reino, sino los de todos los portugueses.»

Contestó el rey D. Alfonso en español, en los siguientes términos:

«Con singular agrado recibí los cumplimientos de bienvenida que en nombre de la nobilísima ciudad de Lisboa, é interpretando los sentimientos de todos los portugueses, tuvisteis la bondad de dirigirme.

«Al escoger para mi primera visita, después de haber asumido el poder que la herencia y la Constitución me otorgan en la nación española, la ciudad de Lisboa, tuve muy en cuenta la predilección que mi augusto padre sintió siempre por la noble é hidalga nación portuguesa, y la íntima y leal amistad que le unió durante toda su vida á S.M. el rey D. Luis, y que yo profeso á vuestro actual Monarca, predilección y amistades robustecidas, es cierto, por nuestros sentimientos personales, pero estrechadas por los lazos que unen á las dos naciones vecinas y amigas.

«Comunicad, pues, á vuestros Municipios y á todo el generoso pueblo portugués mi profunda gratitud por la cordial acogida que me dispensáis, y creed que vuestros sinceros homenajes han de vigorizar los sentimientos leales de amistad que toda España profesa á esta heroica y esclarecida nación.»

Después de esta primera recepción, D. Alfonso salió de la estación entre grandes aclamaciones.

La comitiva se organizó en la siguiente forma:

Un piquete de caballería de la Guardia municipal abriendo la marcha, seis palafreneros y el.

LISBOA. - SS. MM. LOS REYS DE PORTUGAL Y DE ESPAÑA SALIENDO DE LA ESTACIÓN DEL ROCÍO - Fotografía de Afonso.

Primer coche, llamado de D. Pedro V, que cuenta ciento doce años de existencia, en el que iban el Dr. Grinda, médico de D. Alfonso; el coronel Duval Telles, ayudante de campo de D. Car los; comandante Guerreiro y capitán Wadington; oficiales á las órdenes de los respectivos monarcas.

Segundo coche, de Felipe, estrenado en Agosto de 1867, ocupado por D. Manuel Zarco del Valle, inspector de los Reales Palacios; el Conde de Arnoso, secretario particular de D. Carlos, y el Vizconde de Asseca, camarista del Príncipe Real.

Tercer coche, de D. Alfonso VI, hecho en París en 1665, y ofrecido por Luis XIV á la princesa D.ª Francisca Isabel de Saboya cuando se casó con D. Alfonso VI. Ocupábanle el Conde de Aybar, ayudante de campo de D. Alfonso XIII; el Marqués de Albito, camarista de D. Carlos, y contraalmirante Capello, á las órdenes también del Rey de España.

Cuarto coche, llamado de D. José, mandado construir por este monarca en 1750. En él iban el ayudante de D. Alfonso, D. Enrique Fernández Blanco, y el Conde de Tarouca, á las órdenes del Rey de España, como camarista.

Quinto coche, de D. Francisco, hermano del rey D. Juan V. Ocupábanle el general D. José d'Harcourt, ayudante, y el Conde de Andino, secretario particular del Rey de España, y el Conde de Figueroa, maestro de ceremonias de la corte portuguesa.

Sexto coche, de D. Juan V, regalado á este rey por Su Santidad Clemente XI en 1717. Iban en él el Conde de San Román, primer montero de don Alfonso; el Marqués de Polavieja y el general Da Cunha, jefes respectivos del cuarto militar de los Reyes de España y Portugal.

Séptimo coche, de D. Fernando, ocupado por el ministro de Estado español Sr. Rodríguez San Pedro, Duque de Sotomayor y Conde de Sabugosa, mayordomos mayores de los respectivos monarcas.

Octavo coche, perteneciente también á D. Juan V, con los soberanos de ambos reinos y el Príncipe Real.

Al estribo iba el comandante de la brigada de Caballería, general Honorato de Mendonça, y al frente de los últimos coches el teniente Francisco Figueira.

Seguían como escolta los regimientos 2.º de Lanceros y 4.º de Caballería, mandados por sus coroneles Sres. Costa Cabral y Mousinho de Albuquerque.

LISBOA. - CARROZAS DE GALA, COMITIVA Y ESCOLTA ESPERANDO LA LLEGADA DEL REY DE ESPAÑA FRENTE Á LA ESTACIÓN DEL ROCÍO.


La brillante comitiva recorrió la larga carrera, que presentaba hermoso y animadísimo aspecto, y en toda ella se dirigieron á D. Alfonso las más expresivas manifestaciones de entusiasta bienvenida.

Al llegar al palacio de Belem, esperaba al Rey de España la soberana de Portugal D.ª Amelia, á la cual, después de cariñoso saludo, dió D. Alfonso el brazo para subir á las regias habitaciones, seguidos de las damas de la Reina y toda la espléndida comitiva.

Instalado D. Alfonso en su residencia en Belem, le fueron presentadas por la Reina las damas y por el Rey el ministerio y los altos dignatarios. La recepción se efectuó en la sala de D. Juan V.

Por la tarde, á las siete, recibió el Rey de España el Cuerpo diplomático extranjero. El ministro de España en Portugal, Sr. Polo de Bernabé, presentó al decano de aquel cuerpo, Mr. Rouvier, ministro plenipotenciario de Francia, y éste á su vez hizo las demás presentaciones.

EXCMO. SR. LUIS POLO DE BERNABÉ, ENVIADO EXTRAORDINARIO Y MINISTRO PLENIPOTENCIARIO DE ESPAÑA EN LISBOA.
Fotografía de Palacio Foz.


A las ocho y cuarto se dirigió don Alfonso al palacio de Ajuda, donde saludó á la reina viuda D.ª María Pia, y á las nueve llegaron los Reyes de Portugal, celebrándose después el banquete de gala.

La reina D.ª María Pía vestía magnífico traje de seda blanco plata, y lucía magnífica corona real de brilantes.

Don Alfonso llevaba uniforme de almirante de la Armada española, ostentanto la gran cruz de la Torre y la Espada, el Toisón de oro y el gran collar de Carlos III.

Doña Amelia vestía suntuoso traje de seda brochado, color de rosa, con aplicaciones de plata.

Sobre la frente lucía una preciosa diadema de brillantes, y al pecho un collar, también de brillantes, de extraordinario valor.

El Rey de Portugal vestía uniforme de almirante, llevando puestos el collar de Carlos III y el Toisón.

El comedor presentaba aspecto fantástico, con profusión de luces y flores, adornado con magníficos espejos de Venecia.

El mobiliario era de seda blanca adamascada.

Colocáronse dos mesas para 175 cubiertos, con dos presidencias, ocupadas una por la reina Pía y el rey D. Carlos, y otra por la reina Amelia y don Alfonso XIII.

BRINDIS DE S. M. EL REY DE ESPAÑA EN EL BANQUETE OFICIAL DEL PALACIO DE AJUDA. Dibujo de Pedrero.


A la derecha de la reina Pía sentáronse el Patriarca de Lisboa, el Marqués de Unhao y el ministro Sr. Teixeira de Souza; y á la izquierda el presidente del Consejo, Hintze Riveiro, Mr. Rouvier y el Marqués de Bellas.

A la derecha de D. Carlos, el señor Polo de Bernabé; Conde de Sabugosa, mayordomo mayor de Palacio; señora de Fialho, y Marqués de Fayal; y á la izquierda, las Marquesas de Fayal y Polavieja, señora D.ª Isabel Ponte y el general Cunha, jefe del cuarto militar.

A la derecha de D.ª Amelia, el Prínicpe heredero, duque de Braganza; el ministro de España, Sr. Polo de Bernabé; Mme. Koiander; y á la izquierda, el ministro de Estado español señor Rodríguez San Pedro, Condesa de Seisal, Duque de Loulé y Mme. Pimentel Pinto.

A la derecha de D. Alfonso, madame Rouvier, esposa del Embajador de Francia; Conde de San Román; Condesas de Figueira y Tattembach; y á la izquierda, la señora del presidente del Consejo de Ministros de Portugal, Hintze Riveiro; Duque de Sotomayor; lady Gosselin y Conde de Ribeira.

Además de las personas anteriormente citadas, asistieron al banquete todos los representantes diplomáticos, damas y caballeros de la nobleza, generales, el Duque de Palmella, capitán de la guardia de arqueros; el Presidente del Tribunal Supremo; los Presidentes de las Cámaras y los ministros Sres. Antonio Cándido, Francisco da Veiga, Antonio de Sá Branda, Juan Franco, Luis Bivar, Julio de Vilhena, y los comandantes de las escuadras inglesa y española.

Levantóse el Rey de Portugal á los postres, y en francés brindó por España, evocando la memoria de D. Alfonso XII y dedicando un cariñoso recuerdo á la reina madre D.ª María Cristina.

Hizo votos por la salud de la familia Real española, por la prosperidad de España y por la cordialidad de relaciones entre las dos naciones vecinas.

Al terminar el Rey de Portugal, se levantó D. Alfonso, y también en francés brindó diciendo:

«Señor: La gratitud que en mí despierta la cordialísima acogida que me habéis que en mí despierta la cordialísima acogida que me habéis dispensado y de que he sido también objeto por parte del noble pueblo cuyos destinos os están confiados, se avalora y aumenta con las palabras que acabáis de pronunciar en recuerdo de mi inolvidable padre y de mi madre, de la cual estoy seguro recibirá con viva emoción vuestro recuerdo afectuoso, según yo lo recibo en este instante.

«Este cambio de sentimientos entre nosotros, cuya cordialidad aumenta de día en día, será prenda segura de la amistad recíproca de los pueblos español y portugués, que espero se estreche cada vez más, y á cuyo desarrollo deseo contribuir con todo mi esfuerzo. Brindo, señor, por la felicidad de S.M. la Reina de Portugal; de vuestra augusta madre, que he aprendido á venerar desde mi cuna; brindo por la felicidad de toda la Real familia y por la unión fraternal de Portugal y España.»

Este brindis fué acogido con un «viva el Rey de España», en castellano.

Tanto éste como el del Rey D. Carlos fueron escuchados de pie, tocando la música al terminar aquéllos las marchas reales portuguesa y española.

A las diez y media terminó el banquete, y á las doce menos cinco regresó D. Alfonso al Palacio de Belem.

El día 11, segundo de la estancia en Lisboa del Rey de España, visitó S.M. á las diez de la mañana el Museo de Artillería, en compañia del Soberano de Portugal, que llegó momentos antes que D. Alfonso, con el Conde de Arnozo, el coronel Dubal, el capitán Wadington y el general Castello Branco, director del Museo.

En el vestíbulo esperaban á SS. MM. el Ministro de la Guerra; el Director del Museo; el Subdirector; el general de división Pedro Coutinho da Silveira Ramos, director del servicio de Artillería; coronel de Estado Mayor Joaquín Augusto Teixeira; José Matías Nimes, coronel director de la fundición de cañones; Carlos Augusto Suzarte, director de la fábrica de armas; coronel Agustino María Cardoso; teniente coronel José Castanha Diaz de Costa; director del Depósito de material de Guerra, y otros jefes y oficiales.

En el frente de la escalera aparecía un escudo hecho de flores de los colores nacionales de España, orlado con una inscripción en castellano que decía: «Bien venido seáis».

Recorrieron los Reyes al atrio, la sala Histórica, la de D.ª María II, la de Europa, la de Explosivos, la de Africa, la de América y la de los Mariscales, examinando con detención los valiosos objetos de que es tan rico el Museo, y para recuerdo de su visita D. Alfonso firmó el libro de los visitadores. Antes de salir fueron al patio inferior, donde examinaron interesantes armas antiguas, entre ellas la colosal Peça de Diu.

Desde el Museo de Artillería la comitiva se dirigió al castillo de San Jorge, antigua fortaleza que hoy está habilitada para cuartel y que ocupa la colina más alta de Lisboa, sitio encantador desde donde se divisa espléndido panorama, pues es el lugar que domina por entero la ciudad.

LISBOA. - VISITA DE SS. MM. AL CASTILLO DE SAN JORGE.
Fotografía de A. Novaes.


Desde la altura contémplanse el faro y el puerto, el hermoso Tajo y las fronteras colinas.

Los Reyes estuvieron largo rato en la muralla admirando el hermoso é incomparable panorama, fijándose en las escuadras y miles de embarcaciones que había en el puerto.

En la plaza de Armas revistó D. Alfonso el regimiento de Infantería de Cazadores del Rey, examinando con minucidad el equipo de los soldados. Hizo abrir la mochila á un soldado y la encontró muy bien dispuesta. Tiene esta mochila un detalle interesante, que consiste en una manta con cubierta impermeable, con la que se forma una pequeña y bonita tienda de campaña apoyándola en dos fusiles.

Después revistó la sección de ciclistas, que hicieron diferentes movimientos, mereciendo felicitaciones de D. Alfonso.

Por último, visitaron las dependencias y dormitorios de los cuarteles, y al terminar se separaron los dos Reyes, marchando D. Alfonso á la Legación española y D. Carlos á su palacio.

LISBOA. - BANQUETE OFRECIDO AL REY DE ESPAÑA EN EL PALACIO DE LA EMBAJADA ESPAÑOLA.
Dibujo de Pedrero sobre una foto
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En la Legación española, instalada en el hermoso palacio de Peñafiel, se celebró un almuerzo á las doce.

Don Alfonso tuvo á sua derecha á la señora de Polo de Bernabé; á su izquierda al presidente del Consejo de Ministros, Sr. Hintze Ribeiro, y á nuestro representante diplomático Sr. Polo de Bernabé enfrente.

Sentáronse, además, á la mesa, los ministros portugueses de Estado y Obras Públicas, Duque de Sotomayor, San Román y general Polavieja; almirantes Cappelo y Matta; Ferrer; general D'Harcourt; Conde de Tovar; Rodríguez San Pedro; comandante Guerreiro; secretario de la Legación española, Sr. Piña; cónsul Sr. Méndez Vigo; Castro y Conde; Taronca, y todo el personal de la Legación.

Terminado el almuerzo, se trasladó el Rey al magnífico salón de baile del palacio de la Legación. Formaron su corte el representante de España en Lisboa, Sr. Polo de Bernabé; el ministro de Estado, Sr. Rodríguez San Pedro; el cónsul general y los generales y jefes del cuarto militar de S. M., y se efectuó la recepción de los españoles.

En ella estuvieron representadas la Cámara de Comercio, La Fraternidad, la Asociación Galaica, y asistieron numerosas y distinguidas personalidades de la colonia, cuya detallada enumeración prolongaría demasiado esta reseña.

Grato recuerdo dejó en todos esta visita, y muchos y muy justos plácemes mereció el Sr. Polo de Bernabé por la brillante y suntuosa fiesta celebrada en la Embajada española en honor de nuestro Soberano.

No consintió el mal tiempo la celebración de la fiesta taurina, que figuraba en el programa de aquel día, y fué necesario aplazarla, y en sustitución de esta fiesta dispuso el rey D. Carlos una partida de tiro de pichón en la Ajuda. En este torneo se distinguió D. Alfonso como excelente tirador.

Por la noche se celebró brillantísima fiesta en el palacio de Ajuda, cuyo salón de baile ofrecía deslumbrador aspecto. Pocas personas faltaron de las 2.600 invitadas.

A las once menos cuarto llegó D. Alfonso, de uniforme de capitán general, y se dirigió á saludar á la reina D.ª María Pía, y momentos después llegaron los Soberanos portugueses y el Príncupe real. Vestía la Reina elegantísima toilette de seda blanca bordada, D.ª María Pía de seda lila, el Rey de almirante y el Príncipe de álferez de Lanceros.

Bailaron el rigodón de honor: D. Alfonso con la reina D.ª Amelia, haciéndoles vis-à-vis el Presidente del Consejo con la señora del Ebajador de Francia; D. Carlos con la reina D.ª María Pia, teniendo por vis-à-vis al Sr. Rodríguez San Pedro con la señora del presidente del Consejo Hintze Ribeiro; el Príncipe real con la Sra. de Polo de Bernabé, con el Duque de Sotomayor y la Marquesa de Fayal por vis-à-vis.

Bailáronse después otras tandas de rigodones y valsas por los invitados, y á las doce se abrió el buffet, espléndido y variadísimo.

Durante la cena la banda municipal tocó el Himno de la Carta, Enseñanza libre, óperas Tosca y Bohème, la Rapsodia de Listz y una Fantasía sobre motivos españoles.

LISBOA. - LOS REYES DE PORTUGAL Y DE ESPAÑA DIRIGIÉNDOSE AL «CARLOS V».

El día 12 se efectuó el almuerzo á bordo del Carlos V.

A las doce y cuarto llegó D. Alfonso al arsenal, en donde esperaban la reina Pía y los altos dignatarios, y momentos más tarde presentáronse don Carlos y D.ª Amelia, embarcándose en la falúa real llamada
Galeota Real.

Esta artística y fantástica embarcación fué construída cuando el matrimonio de D.ª Maria con el infante de España D. Gabriel, hijo segundo de Carlos IV.

Unicamente se usa para los Soberanos.

Al desatracar la falúa, las escuadras inglesa, portuguesa y española hicieron salvas de 21 cañonazos, repitiéndose los honores al llegar el barco al costado del Carlos V.

El «Audaz».
LISBOA. - ESCUADRILLA ESPAÑOLA EN EL TAJO.
Fotografías de Alonso.

El «Cardenal Cisneros».

El »Carlos V».


Pisó primero la escalerilla del crucero español D. Alfonso para hacer los honores á los Monarcas portugueses.

La marinería estaba formada en la cubierta. Izóse el pabellón real, diéronse los vivas de ordenanza y la música tocó las marchas reales portuguesa y española.

En el portalón esperaban el general Matta y los jefes de las escuadras.

A bordo del Carlos V se celebró la cerimonia de la investidura del Toisón de Oro al Presidente del Consejo de Ministros de Portugal, y después de terminar esta solemnidad, el almuerzo. Las personas reales ocuparon una cámara, y en la sala de armas de á bordo se reunieron á la mesa los cincuenta convidados.

Inició los brindis nuestro ministro de Estado, Sr. Rodríguez San Pedro, bebiendo por la prosperidad de Portugal, por la salud de los reyes y por la unión de las dos naciones amigas, realizada utilizando el trabajo y la paz.

Hintze Ribeiro, presidente del Consejo de ministros portugués, contestó con un discurso elocuentísimo, en el que demostró que es justa la fama de gran orador de que goza.

Hizo el más entusiasta elogio de la reina D.ª María Cristina, que tan esmeradamente ha educado al rey que ahora conoce Portugal.

Recogió en bellos párrafos lo que había dicho Rodríguez San Pedro acerca de la unión entre España y Portugal por el trabajo y por la paz, y sostuvo que la unión entre ambos pueblos debe ser eterna.

Los Reyes y demás comensales elogiaron mucho el notable brindis de Hintze Ribeiro.

EXCMO. É ILMO. SR. D. ERNESTO HINTZE RIBEIRO, PRESIDENTE DEL CONSEJO DE MINISTROS DE PORTUGAL
Fotografía de Vidal y Fonseca


Terminado el almuerzo, abandonaron las reales personas y sus séquitos el Carlos V, siendo despedidos con los mismos honores que á la entrada.

LISBOA. - LOS REYES DE PORTUGAL Y DE ESPAÑA SALIENDO DEL «CARLOS V».
De fotografía de A. Novaes.


En la plaza del Comercio, donde desembarcaron á la cuatro de la tarde, organizóse la comitiva para marchar al Ayuntamiento.

Ocho preciosos coches de la Real Casa formaban el cortejo, y les seguía el coche de la Corona, que conducía á los Reyes.

LISBOA. - DESEMBARCO DE SS. MM. EN LA PLAZA DEL COMERCIO Á SU REGRESO DEL «CARLOS V».
De fotografía de Alonso.


A las cuatro y media de la tarde llegaron al palacio del Concejo.

Desde las dos una compacta muchedumbre rodeaba la Cámara municipal.

La plaza estaba ocupada por la brillante guardia municipal, cuyo cuerpo sólo lo tienen Lisboa y Oporto.

Al pie de la escalera esperaba á los Reyes toda la Corporación, con el Alcalde á la cabeza senador Conde de Avila.

El concejal Gabino Souza llevaba la bandera blanca de la Corporación municipal.

Hicieron los honores á los Reyes 110 bomberos y una brillante guardia municipal de caballería.

En el frontis de la escalera veíanse dos letreros formados con camelias, donde se leían los nombres de Alfonso XIII y Carlos I.

En la escalera, en las galerías, en todas partes, gran profusión de plantas, flores y árboles de camelias.

En el salón de sesiones D. Alfonso XIII se colocó á la derecha de D. Carlos, que tenía á su lado á la reina Amelia.

A la izquierda del rey D. Carlos estaba la reina Pía.

A la derecha del trono veíase al Cueropo diplomático con sus señoras.

Enfrente del trono se colocó la comitiva de D. Alfonso y las altas personalidades de Portugal.

Mientras leyó el Alcalde su discurso, los Reyes estuvieron de pie, excepto la reina Pía que se levantó al leer D. Alfonso el suyo.

Esta actitud de la reina Pía produjo excelente efecto.

La contestación de nuestro Monarca, pronunciada en tonos grandilocuentes, causó gran entusiasmo, sobre todo en los párrafos relativos á las glorias portuguesas realizadas por Vasco de Gama, Cabral y Alburquerque.

Al terminar su discurso D. Alfonso XIII, como antes con motivo de el del Alcalde, resonaron muchos vivas á España y Portugal, á los Monarcas de ambos países y á las reinas doña Cristina y D.ª Amelia.

En el gabinete de la Presidencia firmó el Rey D. Alfonso en el Libro de oro, destinado á perpetuar las visitas de los Soberanos y Jefes de Estado, que nuestro Rey inauguró con su autógrafo, y después pasaron SS. MM. á la sala del buffet, donde se sirvió un delicado lunch.

En la mañana del 13, poco después de las diez, llegó la comitiva real al artístico templo de San Jerónimo.

Esperaban en la puerta, formando dos filas, las hermandades del Nazareno y del Sacramento con capas moradas y encarnadas.

Don Alfonso vestía traje de americana y sombrero hongo, lo mismo que toda la comitiva española.

La misa se celebró en el altar de la capilla mayor.

Antes de ella se hizo una exposición del Santísimo Sacramento. Ofició, vistiendo hábitos rojos, el Arzobispo de Mitylene.

El acto concluyó reservando al Santísimo.

Después de la misa en los Jerónimos visitó D. Alfonso el hermoso claustro gótico que existe en dicha iglesia y las tumbas de los célebres hombres portugueses Vasco de Gama, Camoens y Herculano.

Luego examinó las dependencias del asilo establecido en el monasterio.

En el momento en que Don Alfonso penetró en el panteón nacional, le fué regalado un magnífico ejemplar del folleto titulado Almeida Garret, notabilísimo escritor y poeta famoso que contribuyó grandemente á estrechar las relaciones de los pueblos hispano portugueses.

El obsequio fué hecho á nombre de la Sociedad que lleva el nombre de aquel hombre ilustre que honró á Portugal en el siglo pasado.

Después SS. MM. partieron para Cintra á las once y media, y en Alcántara-Terra detúvose el tren real para recibir á D.ª Amelia y al Princípe real.

La reina D.ª María Pía llegó á Cintra, su residencia veraniega, en el tren de las diez, y á las doce menos cinco minutos llegó el tren Real á la Estación, que estaba primorosamente engalanada con palmeras y hermosas flores.

S. M. LA REINA DOÑA MARÍA PÍA
VIUDA DEL REY DON LUIS I.


El pueblo, al bajar D. Alfonso del vagón, le hizo una de las más antusiásticas ovaciones.

Trasladáronse al Palacio los regios viajeros, donde D.ª María Pía les esperaba, y en la Sala das Pegas se celebró un almuerzo, al que asistieron setenta y dos personas.

CINTRA. - PALACIO DONDE S. M. LA REINA PÍA OFRECIÓ UN BANQUETE AL REY DE ESPAÑA.


Aquella misma tarde había de celebrarse en Lisboa la fiesta taurina, suspendida por el mal tiempo, y con este motivo la estancia en Cintra tuvo que ser brevísima, y no pudo D. Alfonso admirar como deseara las bellezas de aquellos amenísimos lugares.

El tren partió á las dos y veinticinco, entre las aclamaciones del numeroso público que acudió á despedir al joven Rey de España.

SINTRA - Saída dos monarcas de Espanha e de Portugal.

A las tres y cuarto entraban los Reyes en la Plaza de Toros de Campo Pequeño, siendo recibidos con grandes salvas de aplausos y calurosos vivas verdaderamente entusiásticos.

LISBOA. - SALUDO DE LOS LIDIADORES EN LA CORRIDA DE TOROS.
De fotografías de Alonso







Al primero los caballeros José Bento de Araujo y Fernando de Oliveira.

El rejoneador José Bento de Araújo.
Fotografía - COPYRIGHT Rui Araújo.


El segundo fué banderilleado por Cadete y Calabaça.

El tercero fué rejoneado por Manuel Casimiro y Joaquín Alves.

El cuarto banderilleado por Torres Branco y Manuel dos Santos.

El quinto rejoneado por  Simoes Sierra y Eduardo Macedo.

El sexto también rejoneado por (José) Bento de Araujo y Oliveira.

El rejoneador José Bento de Araújo.


El séptimo banderilleado por Guillermo Tadeu y Tomás da Rocha.

El octavo rejoneado por Manuel Casimiro y Joaquín Alves.

El noveno también rejoneado por Simoes Serra y Eduardo Macedo.

Y el último fué banderilleado por Jorge Cadete y Guillermo Tadeu.

LISBOA. - EL PALCO REGIO EN LA PLAZA DE TOROS.


Los Reyes se retiraron después de lidiarse el octavo toro, y fueron objeto de otra ovación grandísima.

Por la noche el teatro de San Carlos presentaba deslumbrador aspecto.

A las nueve y media, cuando el teatro estaba completamente lleno, los acordes de la Marcha Real anunciaron la llegada de los Reyes.

Penetraron éstos en el palco, y oyeron en pie el himno español.

Al terminar la orquesta, el Alcalde de Lisboa dió vivas al Rey de España, á la reina D.ª María Cristina y á la familia Real española, que fueron calurosa y entusiásticamente contestados.

Tocóse luego la Marcha Real portuguesa, dando al final el Alcalde vivas à D. Carlos y á las reinas Pía y Amelia, acogidos por el público con iguales manifestaciones que los anteriores.

Después todos los espectadores comenzaron á aplaudir estrepitosamente, agitando pañuelos y sombreros.

Don Alfonso contestó saludando con la mano y sonriendo.

La actitud simpática del joven Rey redobló el entusiasmo del público, que pidió repitiera la orquesta nuestra Marcha Real.

Al concluir los músicos, nuevos vivas y salvas de aplausos.

Se cantó la ópera Fedora, por la Laforgue y De Lucía. La obra alcanzó un excelente desempeño.

Doña Amelia, radiante de hermosura, vestía traje de tisú de plata, adornado con encajes amarillos. En cabeza y pecho, valiosísimo aderezo de enormes esmeraldas y brillantes, regalo de boda de los suegros de la Reina.

D.ª María Pía, siempre elegante, lucia traje de terciopelo malva, con magníficos encajes de Chantilly. En la cabeza, rica corona de zafiros, collar y pulseras de gruesas perlas.

Don Carlos llevaba uniforme de generalísimo. Ostentaba muchas condecoraciones: Toisón de Oro, joya de gran valor que usó D. Juan IV; gran cruz de Carlos III, y otras, todas de brillantes.

Don Alfonso XIII, de capitán general en traje de gala, con la banda de las Ordenes militares portuguesas, y el Toisón y otras veneras, también de brillantes.

El Príncipe heredero, de uniforme de alférez de Lanceros, con la banda de la orden de San Benito de Avis.

Don Alfonso sentóse entre la reina Amelia y D. Carlos. A la derecha de éste se colocó D.ª María Pía, y á la izquierda el Príncipe heredero.

Detrás se colocaron los altos dignatarios portugueses y los personajes de la comitiva de nuestro Rey, señores siguientes:

Duque Loulé, Conde de Figueiró, Marqueses de Alvito y Serpa Pimentel, Condes de Restiondos y Redondo, almirante Capello Sotomayor y otros.

S.A.R. DON ALFONSO, DUQUE DE OPORTO, INFANTE DE PORTUGAL.
Fotografía de Fernandes


Al concluir la ópera, repitiénrose los generales y entusiastas vivas en la misma forma que á la entrada.

El rey D. Alfonso, en vista de tan delirante ovación, tuvo que presentarse en el palco tres veces, haciendo demostraciones de grande agradecimiento.

El 14, á las once y cuarto de la mañana, llegaba D. Alfonso al Caes das Columnas, donde esperaban en un artístico pabellón los Soberanos de Portugal, la reina D.ª María Pía y el Príncipe Real, con su lucido acompañamiento, en el que figuraba la Cámara Municipal con su estandarte.

Salió S. M. D. Alfonso dando el brazo á la reina D.ª Amelia, seguido del rey D. Carlos y el Príncipe de Beira, y se dirigieron al bergantín real, que los condujo hasta el vapor Doña Amelia. A pesar del mal tiempo, sumamente lluvioso, una gran muchedumbre se apiñaba á lo largo del llamado Terreiro del Palacio, y gran número de embarcaciones rodeaban la falúa real, aclamando á D. Alfonso en cariñosa despedida. El Tajo presentaba un magnífico espectáculo, que D. Alfonso contempló con encanto desde el puente del Doña Amelia.

Mientras las músicas lanzaban al aire sus armosiosos ecos, y el ruido de los cañonazos atronaba el espacio, cientos de voces lanzaban vivas entusiastas al Soberano y á toda la Real familia española.

A las doce y cuarto llegaban los regios viajeros á Barreiro, donde tuvieron una nueva ovación, y tomaron el tren que les condujo á Villaviciosa.

En Montemor Vobe, por donde pasó el tren real á las dos y veinte, verificóse una manifestación de simpatía imponente.

A Evora llegaron á las tres de la tarde, donde el recibimiento fué espléndido.

En la estación esperaban el Arzobispo, la Cámara Municipal, Claustro de profesores de la Universidad y el Gobernador civil.

El comercio cerró las tiendas para ir á la estación á saludar á los Soberanos.

En Extremoz hubo igual entusiasmo que en los puntos antes nombrados.

Montaron en varios carruajes los expedicionarios, y llegaron á Villaviciosa á las seis.

En la puerta del Palacio aguardaba á los Reyes el Administrador del Patrimonio y empleados de la Casa Real.

Un batallón de Infantería hizo los honores de ordenanza.

Las bandas de la localidad ejecutaron la Marcha Real española y el himno de Carta, y se disparó una salva de veintiún cañonazos á la llegada de los egregios huéspedes.

Eleváronse 1.400 cohetes.

De Extremoz á Villaviciosa marcharon en un carruaje, en el que iban don Alfonso XIII, la reina Amelia, D. Carlos y el Príncipe real.

La entrada verificóse atravesando por entre una compacta muchedumbre que aclamó con entusiasmo á los recién llegados.

La plaza del Palacio de Villaviciosa, iluminada á la veneciana, presentaba sorprendente efecto.

También estaban iluminados con gusto los edificios de la ciudad, e y en todos lucían colgaduras de los colores nacionales portugueses y españoles.

Se había levantado un gran arco en la entrada de la ciudad.

A las ocho y media se sirvió la comida.

Después hubo un concierto en la sala de billar.

En la batida de la mañana del 15 llovió mucho y no pudo practicarse más que un ojeo, en el que D. Alfonso mató un gamo y aprovechó los restantes tiros para los conejos. Quedó encantado del panorama, que, en efecto es encantandor.

VILLAVICIOSA. - EL REY DE ESPAÑA EXAMINANDO LAS RESES MUERTAS.
Fotografía de A. Novaes.


Cuando regresaron á almorzar recibió la visita de la Cámara municipal de Elvas.

EL CONDE DE SAN ROMÁN Y EL MARQUÉS DE FAYAL EN UN PUESTO EN LA CACERÍA. Fotografía de A. Novaes.

La batida de la tarde se dedicó á la caza mayor, en la que tomó parte D.ª Amelia, que vestía á la andaluza.

Don Alfonso mató cinco gamos; D. Carlos, seis; D.ª Amelia, cuatro, y el Príncipe, tres, terminando el ojeo á las cinco de la tarde.

S. M. EL REY DON CARLOS TIRANDO Á LOS GAMOS.


Por la noche se organizó una manifestación popular en Villaviciosa, en la que tomaron parte todos los pueblos de la comarca, que frente al palacio hicieron la Marcha de las antorchas.

Otra fiesta cinegética se efectuó el día 16, y al siguiente, á las dos y media de la tarde, después de afectosísima despedida, partió el Rey de España de vuelta para su reino.

GRUPO DE SS. MM. LOS REYES DE PORTUGAL Y DE ESPAÑA Y VARIOS CAZADORES. VIAJE DE DON ALFONSO XII Á PORTUGAL. - EXCURSIÓN CINEGÉTICA Á VILLAVICIOSA.
Fotografía de A. Novaes.

La cordialidad con que los portugueses saludaban la llegada de nuestro Rey, creció en intensidad durante la estancia en el vecino reino. Los prestigios de la majestad y de la juventud que se reunen en la persona de D. Alfonso, la sencillez de su carácter y la noble afabilidad de su porte, contribuyeron á acentuar las corrientes de simpatía entre ambos pueblos. Así lo proclamaban los portugueses, manfestando lo lícito que es esperar de este próspero viaje frutos provechosos para los pueblos separados apenas por fronteras tan fáciles de trasponer, y que sin embargo no se conocen profundamente como fuera de desear.

VILLAVICIOSA (PORTUGAL). - DESPEDIDA DEL REY DON ALFONSO XII
Á SU REGRESO Á ESPAÑA.
De fotografía de A. Novaes.


«Estudiémonos mutuamente - decía el ilustrado periódico O Seculo á este propósit; - pongámonos en más íntimo contacto; fomentemos las relaciones literarias, artísticas y comerciales entre ambas naciones, de modo que sus riquezas y sus prosperidades se desarrollen paralelamente, y los Estados peninsulares den al mundo el ejemplo del trabajo y de la paz que hoy constituyen la suprema aspiración de los pueblos civilizados.»

Hacemos nuestras tan hermosas palabras, y á los fines que en ellas se enaltecen contribuiremos leal y fervorosamente por nuestra parte. Inaugure estos propósitos la dedicación íntegra del presente número á la crónica ilustrada de tan interesante acontecimiento, que hacemos, no sólo con entusiasmo y satisfacción gratísima, sino cumpliendo el deber de propagar por los ámbitos de España y en las distantes regiones americanas, donde por fortuna tantos lectores nos favorecen, este suceso, estos anhelos y estas legítimas esperanzas que habrán de complacer hondamente á cuantos se interesan por esta noble Iberia, gloriosa matrona de historia nobilísima en cuyas sienes puso la mano de la Providencia una doble corona.

La importancia del suceso á cuya crónica ilustrada se consagra el presente número, exigía una amplia y completa información gráfica, que hemos procurado reunir con la mayor diligencia. Nuestros lecores pueden juzgar por sí mismos del éxito de nuestros trabajos, cuya dificuldad no necesita ciertamente de encarecimientos por nuestra parte.

Con ser elemento valiosísimo la fotografía para la más exacta reproducción de retratos, vistas y escenas tomadas directamente del natural, no es suficiente para la información completa de sucesos de la naturaleza de los que este número contiene, muchos de los cuales se celebran en condiciones que no se prestan á tal procedimiento de reproducción. Para este fin, y para la artística disposición de todas las ilustraciones, han intervenido, además de nuestro dibujante especial Sr. Predero, enviado á Lisboa, los artistas españoles residentes en aquella capital Sres. Calderé y Colaço, y muy particularmente el notable pintor español D. Enrique Casanova, que ocupa en aquella corte posición artística eminente y ha podido contribuir con gran eficacia á facilitar los medios de información.

CARLOS LUIS DE CUENCA.

In LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA, Madrid - 30 de Dezembro de 1903

4 DE AGOSTO DE 1892 - PARIS: 12ª CORRIDA NA TEMPORADA NAS ARENAS DO BOIS DO BOULOGNE



Bibliothèque nationale de France


COURRIER DES THÉATRES

À trois heures, 12ème grande course de taureaux aux Arènes de la rue Pergolèse.

Au programme:

Mlle Maria Gentis, caballera en plaza; José Bento d'Araujo, caballero en plaza; Francisco Granja, Juan Ripoll et leurs cuadrillas; les picadores et enfin le quadrille provençal de Lombros, lauréat de FRance et de Belgique, qui a débuté dimanche dernier.

Georges Boyer.

In LE FIGARO, Paris - 4 de Agosto de 1892

4 DE SETEMBRO DE 1892 - PARIS: SUCESSO NA CORRIDA DA PRAÇA DE TOUROS DO BOIS DE BOULOGNE

 

Bibliothèque nationale de France


COURRIER DES THÉATRES

Le programme nouveau des courses de taureaux avait attiré une foule énorme aux arènes de la rue Pergolèse. C'était en effet une rare fortune de voir réunis sur le même programme les noms de Ojitos, de Pito, célèbres toreros espagnols, à côté de celui de Marius Monnier, un de nos meilleurs toreadors provençaux. D'une part, les courses espagnoles, avec leurs vaillants picadores et leurs jeux de capa, gracieux mais dangereux, leurs passes de muleta; d'autre part, les courses provençales, vives, alertes, téméraires avec les écarteurs et les sauteurs, qui ont l'air de jouer avec le taureau.

Le public, vraiment emballé, n'a ménagé ni ses ovations ni ses applaudissements, criant tour à tour: Bravo Ojitos! - bravo Pito! - bravo Monnier! et acclamant les picadores, le caballero José Bento de Araujo.

In LE PETIT PARISIEN, Paris - 5 de Setembro de 1892


UNE COURSE DE TAUREAUX MOUVEMENTÉE

(De notre correspondant particulier)

Marseille, 4 septembre

De graves incidents ont marqué les courses de taureaux données aujourd'hui aux arènes des Catalans.

Une direction d'occasion ayant insinué qu'un taureau serait mis à mort, le maire avait donné des ordres rigoureux pour s'y opposer.

Au cours des trois premières courses, d'ailleurs très mauvaises, le public a commencé à se fâcher, ce que voyant, le directeur s'est empressé de s'esquiver, emportant avec lui la recette qui était très forte. Les toréadors craignant, avec raison, avec raison, de ne pas être payés, ont refusé de continuerla course.

La foule a alors demandé la mise à mort du taureau, et comme rien ne venait, elle a envahi la piste, démoli les barrières, brisé les chaises et les bancs, enlevé les piquets et ouvert les portes du toril, au risque de causer de graves accidents.

Le tumulte a été effrayant; la police, débordée, est restée impuissante en présence de plus de trois mille personnes, qui se sont livrées à des scènes très violentes.

Il ne reste plus debout que l'enceinte des arènes et la charpente principale; tout le reste est à terre.

La responsabilité de ce désastre incombe au directeur sorti depuis peu de prison.

In LE PETIT PARISIEN, Paris - 5 de Setembro de 1892

19 DE MAIO DE 1907 - LISBOA: UMA BOA CORRIDA COM ARTISTAS ESPANHÓIS E PORTUGUESES

 

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Desde Lisboa

8ª corrida de la temporada, celebrada en Campo Pequeño el 19 de Mayo de 1907.

Con una tarde verdaderamente primaveral, propia para estos espectaculos, efectuóse la octava corrida, que había quedado suspendida el domingo anterior, en la cual debía haber toreado Bienvenida con toda su cuadrilla; pero la empresa, alegando el mal estado del piso del redondel (yo digo el mal estado de la taquilla), fué la causa de la suspension, pues el día se presentó bueno y la tarde también fué buena.

En esta corrida se presentó por primera vez ante este público, como matador de toros, Antonio Boto (Regaterín), que vino hace tres años, en 1904, de novillero.

Regaterín se hizo acompañar de los picadores hermanos Chanos, Salustiano Fernández y Manuel, y de su banderillero Juan Antonio Megía, pues en esta corrida se lidiaron toros á la española.

Regaterín, en nuestro concepto, es un buen torero. Con la capa nos gustó bastante; lanceando estira bien los brazos, como manda el arte; con la muleta y banderilleando, lo hizo con seriedad y elegancia.

En la lidia con los picadores se lució en los quites,  siendo varias veces aplaudido.

Con los palosen el tercero, destinado á los picadores, clavó dos pares de frente buenos; en el quinto cambió un par, siendo volteado sin consecuencias.

La lidia á la española estuvo bastante animada, pues los hermanos Chanos son dos artistas valientes, fueron justamente aplaudidos en la lidia del tercero, pusieron algunas varas valientes como no cabe más, así como en el octavo; pero este toro se desemboló, y por eso fué luego retirado á los chiqueros.

En la lidia de los dos toros á la española, tanto Regaterín como los hermanos Chanos fueron muy aplaudidos.

Los rejoneadores han sido José Bento (de Araújo) y Morgado de Covas, sobresaliendo el primero, que lidió el que abrió plaza con gran valentía y saber. Morgado, en el cuarto, se hizo también aplaudir.

De los banderilleros, citaremos solamente á Cadete, que se distinguió parendo, y á Antonio Soriano (Maera chico), en un superiorisimo par a gaiola en el quinto, y ademas en otro que puso de frente cambiando los terrenos por el lado derecho, y otro por el izquierdo.

En la brega, es conceptuado Maera en Portugal como el primero, pues toda la tarde se la pasa bregando como un maestro; por tanto, es imprescindible Maera en nuestras corridas.

Lo demás poco interés tiene para los lectores de EL TOREO.

En el camarote real estuvo S.M. la reina D.ª Amelia y sus hijos, presenciando la corrida.

Entra la concurrencia se encontraban muchos oficiales del acorazado francés Dugnay Fromin, que se halla fondeado en nuestro puerto.

MANUEL JOAQUIN GÓMEZ.

In EL TOREO, Madrid - 3 de Junho de 1907 

27 DE SETEMBRO DE 1891 - PARIS: SUCESSO GERAL NA PRAÇA DE TOUROS DO BOIS DE BOULOGNE

 

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TABLETTES THÉATRALES

Hier a été donnée la 19ème course de taureaux aux arènes de la rue Pergolèse.

Comme chaque dimanche, ella avait attiré un public nombreux et choisi qui a fait une véritable ovation à Angel Pastor, le Mateito, José Bento del Araujo et aux picadores. Tous, d'ailleurs, ont été des plus brillants et ont justifié ce succès.

Dimanche prochain, 20ème course.

In LA MATIN, Paris - 28 de Setembro de 1891

8 DE AGOSTO DE 1880 - MADRID: ESTREIA DO CAVALEIRO JOSÉ BENTO DE ARAÚJO NA PRAÇA MADRILENA



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SECCION DE TAUROMÁQUIA

TOROS Y NOVILLOS

Tercera corrida celebrada en Madrid el 8 de Agosto de 1880.

Dos novedades contenian los programas de la novillada celebrada ayer: primera, la de presentarse en nuestro circo á rejonear el caballero en plaza José Bento d'Araujo; segunda, la de quedar suprimidos los novillos embolados para el público. Medida es esta última que aplaudimos muy de veras, pues el espectáculo era poco edificante y tenia mucho de salvaje. Y ya que en Madrid se ha tomado resolucion en este asunto, esperamos muy fundadamente que el señor gobernador prohibirá las novilladas que en los pueblos de celebran, lidiándose toros en puntas que siempre causan desgracias.

La empresa merece nuestros plácemes por haber presentado en Madrid al caballero (José Bento de) Araujo, que es uno de los mejores rejoneadores de Portugal.

Y sin más preámbulo, consignaremos que el señor Cipriano Moreno Lopez se llevó una bronca por presentarse en el palco presidencial algunos minutos despues de las cinco y media, hora marcada para el comienzo de la funcion. Los dos moruchos embolados para la cuadrilla de principiantes fueron bravos, dando á las esperanzas del toreo unas palizas de buten, derribando á los picadores tres ó cuatro veces. Apenas se retiró al corral el segundo morucho, los alguaciles fueron en busca de la cuadrilla formal, que hizo el paseo entre los aplausos de la concurrencia que casi llenaba el anchuroso circo. Cumplidas estas formalidades, salió Madalena, que como los cuatro bichos siguientes era de D. Mariano Yague (Sevilla), y sacaron distintivo blanco y negro.

El cornúpeto, que era negro, lombardo, liston, cornigacho y de piés, empezó la quimera sin gran empuje; pero luego se creció y tomó de Manitas dos varas por un jaco, del Sastre cuatro, por una caida y un penco fuera del mundo, y de Tabitas sufrió tres garrochazos, teniendo el chico los mismos percances que Perez. La caida del Sastre fué al descubierto, y estuvieron al quite Santitos y Lagartija, siendo de advertir que este último habia dado al toro unas cuantas largas apenas habia salido el buró del estarivel.

Culebra inauguró el segundo tercio con un par muy bueno al recorte. Pepin secunda con medio par al cuarteo y termina Isidro con un par alto al relance, quedando el bicho receloso y buscando en las tablas su defensa. Así lo encontró Lagartija, que vestia de celeste y oro, cuyo matador empleó 13 pases con la derecha, seis de telon y 12 naturales para un pinchazo á volapié en las tablas, otro contrario y bueno arrancando y embraguetándose y una muy trasera arrancando.

La faena fué larga y pesada; pero el toro no se cuadraba y se cernia á ratos, defendiéndose en las tablas unas veces y en los caballos otras. Sin embargo, el matador debió prohibir que anduvieran tantos capotes aburriendo al toro y debió pasarle más en corto y no abusar de la derecha.

Pepin acertó con la puntilla á la primera.

El segundo toro, llamado Morito, era un buró de respeto: salió ya del chiquero con recelo y no hacía por los objetos sino cuando estos estaban cerca. En las varas, aunque tardo, demostró poder y bravura, tomando de los de tanda cuatro varas por mitad y del reserva Tabitas una que le costó una caida pistonuda. El Sastre tambien sufrió un descenso y perdió el jaco.

Tardo, receloso y con piés llegó Morito á los palos, de los que le colgó Eusebio un par bueno cuarteando, y Santitos medio orejero lo mismo, saliendo despues Eusebio una vez en falso.

Y como se hacía tarde y el torillo no hacía por les muchachos, varió el presidente la suerte y volvió Juanito Ruiz á empuñar el estoque y el trapo; pero el buró no queria morir de mano airada y se fué al corral entre los mansos con gusto el público y con sentimiento de Lagartija, que hizo la siguiente faena:

Perdió el trapo tres veces, tomó el estribo una, dió siete pases con la derecha, cinco naturales y dos de telon y largó cuatro pinchazos malos á paso de banderillas y dos bajas lo mismo. Pepin desde la barrera ayudaba al espada, pinchando al toro; pero todo fué inútil: la res volvió al corral y el diestro se llevó la bronca X, por más que algunos aplaudieron.

José Bento de Araújo
Copyright Rui Araújo

Concluida esta segunda parte de la funcion, Lagartija y los auyos abandonaron el circo, y los alguaciles presentaron al presidente á (José) Bento (de) Araujo que montaba un buen caballo lujosamente enjaezado. Sonaron los clarines y salió Pintadito, negro, giron, bragado, de muchas astas y con bolas doradas en las puntas de aquellas. El animal era para la infantería, de piés y bravo, pero para el caballero fué manso; así es que (José Bento de) Araujo, á pesar de sus laudables esfuerzos y de hacer una buena faena con el caballo, sólo pudo colocar un rejoncillo, pero este fué puesto en lo alto del morrillo, por lo que escuchó muchos y merecidos aplausos. Vista la ninguna codicia del bicho por el caballo, sonó de nuevo el clarín, y Raimundo Rodriguez, de morado y plata, pasa en corto y bien á Pintadito, 10 veces al natural, tres con la derecha, dos cambiados y uno de pecho y manda á su enemigo á mejor vida (si es que para los toros hay otro mundo mejor) de tres estocadas bajas sin soltar, un pinchazo arracando y un descabello á la segunda vez de intentarlo.

Cuando esto ocurria era completamente de noche, pues el presidente estuvo pesadísimo en los embolados y en todo.

Sin que se viesen los dedos de la mano, salió el cuarto llamado Parejito, negro, de libras, piés y bravo.

El caballero en plaza clavó dos buenos rejoncillos, pero en el segundo vió el toro el viaje del diestro y le cortó el terreno, dando á la salida de la suerte tal bolazo al caballo, que este rodó por la arena con el ginete. Levántanse ambos, cabalga nuevamente (José Bento de) Araujo, pero el tordo cae de nuevo al suelo para no incorporarse más, artrojando sangre por boca y narices. El caballero monta en la jaca castaña, y como la cuadrilla no le ayudaba ni se prestaba el toro, no pudo clavar ningun rejoncillo y se retiró, siendo aplaudido bastante por el público. Valladolid fuése en busca de Parejito y le soltó una estocada que no vimos, tomando el diestro el olivo por frente al 6 y saltando el toro detrás. Y allí en el callejon debió morir el buró, porque no volvió al redondel.

Al salir del circo hacia ya media hora que los serenos habian encendido los farolillos.

Para concluir, ahí van unos detalles y unos consejos.

El caballero en plaza vestia á la federica.

El primer toro de puntas dió tal golpe con la pala del cuerno al mono sábio Manuel García, que éste sufrió una gran contusión en el lado izquierdo de la región torácica y la fractura de la octava costilla.

El referido García, despues de que le hizo en la plaza la primera cura el Sr. Lanzagorta, fué donducido al hospital.

Las corridas sucesivas deben comenzarse á las cinco ó antes para que puedan verse las suertes que se ejecuten, y finalmente los toros para ser rejoneados, no deben tener tantos años como los de ayer, pues la edad hace á las reses recelosas y poco apropósito para dar juego. Toros de muchos piés y bravos, esos son los adecuados para que la suerte de rejonear resulte lucida, bonita y menos espuesta.

In BOLETIN DE LOTERÍAS Y DE TOROS, Madrid - 9 de Agosto de 1880

3 DE JULHO DE 1892 - PARIS: TERCEIRA CORRIDA DA TEMPORADA MUITO ANIMADA NAS ARENAS DO BOIS DE BOULOGNE

 

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FOYERS ET COULISSES

Nombreuse assistance hier à la 3ème course de taureaux donnée aux Arènes de la rue Pergolèse. Elle a du reste été très mouvementée et fort intéressante.

Mlle Maria Gentis, la gracieuse cabalera, a obtenu un vif succès, ainsi que José Bento de Araujo, Angel Pastor, le Pouly et les picadores qui ont fait des prodiges d'adresse et ont rivalisé d'audace.

Pédrille.

In LE PETIT JOURNAL, Paris - 4 de Julho de 1892

28 DE JULHO DE 1892 - PARIS: CORRIDA COM ARTISTAS FRANCESES, ESPANHÓIS E O CAVALEIRO JOSÉ BENTO DE ARAÚJO



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TABLETTES THÉATRALES

AUJOURD'HUI:

À la Grand Plaza de Toros, à trois heures, course de taureaux.

Au programme: Mlle Maria Gentis, caballera en plaza; José Bento d'Araujo, caballero en plaza; courses espagnoles avec Francisco GRanja et Juan Rippoli, matadors; Raphael Perez, Ramon Bosch, Salvador Fontanet, José Fuello, Angel Adrada, banderrillos; Tres Cales, Baolero, picadores. Courses provençales pour les adieux de Marius Monnier et son quadrille.

In LE MATIN, Paris - 28 de Julho de 1892

11DE DEZEMBRO DE 1903 - LISBOA: TOURADA EM HONRA DO REI DE ESPANHA

 

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DE PORTUGAL

La visita del Rey de España

(DE NUESTRO CORRESPONSAL)

La escuadra inglesa.

LISBOA 6. - Ha fondeado en este puerto la división de la escuadra inglesa, enviada por el Rey Eduardo VII para cumplimentar al Rey de España, con ocasión de su visita.

Se compone la división del acorazado Good Hope, navio almirante, y los cruceros de primera clase Donegal y Kent.

El primero tiene 14.100 toneladas.

Manda la división el contralmirante Francs. - J.

En la Legación española.


LISBOA 6. - En la Legación española háilase todo dispuesto para recibir á S. M. el Rey.

El almuerzo preparado para el día 12 tendrá carácter intimo.

Sólo asistirán, además de los Reyes y comitiva, los señores ministro de Estado, gobernador civil y algunas personas de la colonia española, que serán invitadas con el consentimiento de los Reyes.

A la recepción que se celebrará después asistirá toda la colonia española, haciendo las presentaciones el digno ministro de España, Sr. Polo de Bernabé, y el cónsul general español, D. Juan de Castro.

Está terminada la preciosa placa conmemorativa, de oro cincelado, que la colonia española dedica á su Soberano.

Es una bellísima obra de arte, que ha mereciedo grande elogios, pues ha estado expuesta algunos días en un importante comercio. - J.

En la estación del Rocío


LISBOA 6. - Se está decorando á toda prisa la estación del Rocío, donde el Rey Carlos y los Príncipes de Portugal recibirán al Rey de España.

Las salas de descanso cerradas para el público estarán regiamente decoradas.

El trono es muy elegante, dominando la sencillez y el nuen gusto. La entrada está rigurosamente prohibida á todas las personas extrañas á los trabajos.

Mide el estrado del trono 1,50 metros de altura, y de fondo 4 metros, subiéndose por cinco gradas, terminadas las cuales levántase á cada uno de los lados una columna dorada, que desde la base al capitel debe medir cerca de cuatro metros.

Sobre os capiteles de las columnas se asientan los castillos, encimados por coronas.

El dosel se halla adornado con ricos cortinajes de terciopelo, prendidos por cordones de seda.

A la recepción en la estación del Rocío concorrirán todos los altos funcionarios de la Corte, á los cuales se han pasado ya las oportunas invitaciones. - J.

En el palacio de Belén.


LISBOA 7 (9 mañana). - Está terminándose el decorado de las habitaciones que se destinan al Rey de España en el Palacio de Belén.

La alcoba, el despacho, el salón de recepciones y otras piezas están adornadas con muebles antiguos y artísticos de gran valor histórico.

Todas las piezas están adornadas con ricos tapices y obras de arte.

Las habitaciones del Rey tienen ventanas que dan al jardín del Palacio.

En éste se ha montado un servicio extraordinario de alumbrado, con grandes focos eléctricos, colocados sobre columnas de hierro.

El servicio de caballerizas está ya montado.

El personal que estará á las órdenes de D. Alfonso XIII ha sido designado ya. J.

En la Cámara Municipal.


LISBOA 7 (9,30 mañana). - A la recepción general que el día 13, á las dos y media de la tarde, ha de celebrarse en la Cámara Municipal asistirán representaciones de todos los elementos y corporaciones oficiales y las personas distinguidas de la sociedad lisbonense.

El Palacio Municipal se está decorando activamente con tapices, obras de arte y profusión de plantas.

En el salón de recepciones se ha colocado un hermoso retrato del Rey Carlos, pintado por Valloso Salgado, y la columna de mármol con el busto del primer presidente de la Cámara, Villa Nova de Foscóa.

El trono, casi terminado ya, es de rico terciopelo rojo.

Los trabajos de decoración están dirigidos por el arquitecto municipal José Luiz Monteiro.

Las escaleras y galerías de la Cámara estarán adornadas con ricas colchas de seda de las Índias. - J.

La corrida Real de toros.

LISBOA 7 (9 mañana). - La corrida de toros preparada en honor del Monarca español será uno de los festejos más lucidos.

Todo está ya dispuesto para ella.

La plaza de toros de Campo Pequeño está preciosamente ornamentada, como en la corrida que se dió en honor del Rey de Inglaterra.

Ha dirigido los trabajos de ornamentación el distinguido escenógrafo Eduardo Reis.

Se lidiarán toros de cuatro años y medio, de cruzamiento español, de la antigua gaandería de Faustino da Gama.

Al comenzar la fiesta hará el despejo la comitiva de los que en ella han de tomar parte, con portaestandartes, pajes, timbaleros y doce caballeros en plaza, cuyos caballos serán conducidos por palafreneros.

Los caballeros en plaza serán José Bento de Araujo, Fernando de Oliveira, Manuel Casimiro, Joaquim Alves, Simoes Serra y Eduardo de Macedo.

Vestirán éstos lujosos trajes de época, y sus caballos irán magníficamente enjaezados.

Los banderilleros son Joao Calabaça, Jorge Cadete, Silvestre Calabaça, José Martins, Torres Branco, Manuel dos Santos, Guilhermo Thadeu y Thomaz da Rocha.

Se lidiarán por los caballeros seis toros, y además otros cuatro. - J.

(DE LA AGENCIA MENCHETA)


La escuadrilla española.

VIGO 7 (2.50 tarde). - A las once de la mañana zarpó para Lisboa la escuadrilla española que ha de estar en aquel puerto mientras dure la visita del Rey de España.

(DE LA AGENCIA FABRA)

Preparativos para recibir á D. Alfonso XIII.

Comunican de la fontera portuguesa á esta Agencia:

El periódico oficial publica una orden de la mayordomía mayor para que todos los funcionarios de la Real Casa acudan de gran uniforme el día 10 á la estación del Rocío, para recibir al Rey de España.

- Continúan los prepartivos para la iluminación; especialmente la fiesta nocturna de la Avenida promete ser brillantísima.

- La Cámara Municipal dará el día 12 6.000 comidas completas á los pobres de la capital en las cocinas económicas.

- Han llegado ya muchos forasteros á esta capital, y se espera la llegada de muchísimos más en los trenes especiales del 8 al 12 del corriente.

In LA ÉPOCA, Madrid - 7 de Dezembro de 1903

26 DE JUNHO DE 1892 - PARIS: CORRIDA DE REABERTURA DA PRAÇA DE TOUROS DO BOIS DE BOULOGNE

 

Bibliothèque nationale de France


Courrier des Spectacles

La réouverture de la Plaza de Toros aura lieu aujourd'hui dimance, à trois heures, par la première grande course de taureaux de la saison.

Dans le programme, nous relevons les noms suivants: Mlle Maria Gentis, la charmante caballera en plaza; José Bento de Araujo, caballero en plaza; Angel Posto et sa quadrilla, Le Pouly de Beaucaire et son quadrille.

Les taureaux sont des élevages de Veragua, Bañuelos, Patilla et Yonnet fils.

NICOLET

In LE GAULOIS, Paris - 26 de Junho de 1892

24 DE ABRIL DE 1892 - LISBOA: FESTA EQUESTRE E HISTÓRIAS DA REALEZA

 

Bibliothèque nationale de France


LETTRE DE LISBONNE

En toute circonstance, les fêtes équestres, telles que celle dont nous eûmes régal, dans l'après-midi du dimanche 24 avril, excitent parmi la population tout entière un enthousiasme pareil à celui qui enflamme pour leur Derby les flegmatiques fils d'Albion. La grandesse lisbonnaise, aussi bien que le dernier des aficionados, suit tous les détails du torneio (traduisez: tournoi) avec un intérêt passionné. Nul n'en sera surpris, si l'on veut bien se rappeler ce que j'ai eu plus d'une occasion de constater ici même, à savoir que les Portugais en général sont des cavaliers d'une solidité et d'une intrépidité sans égales. Tinoco et (José) Bento d'Araujo ont donné, rue Pergolèse, un échantillon de ce savoir-faire.

Un descendant de l'illustre famille de Marialva (c'est au marquis de ce nom, vainqueur dans la bataille décisive de Montes-Claros, que le Portugal doit son indépendance) avait porté à un degré extrêmement brillant l'art de dompter, de dresser et de monter les chevaux en haute école. Il avait même fondé un manège, non moins célèbre en son temps que celui du comte d'Aure.

Ce goût universel de la jeunesse pour l'hippiatrique a survécu aux joutes fastueuses des règnes de Jean II, de Jean III et de Jean IV; il se perpétue après la disparition des moeurs chevaleresques, par la coutume des caballeros en plaza, dans les courses de taureaux, qui seules sont demeurées populaires. Pourtant le fanatisme tauromachique a fait des martyrs jusque dans l'aristocratie. On connaît la fin tragique du jeune comte d'Arco, à Salvatierra. La dernière victime fut le marquis de Castel-Melhor, un des plus parfaits gentilshommes et des meilleurs écuyers contemporains du roi D. Luiz Ier; ce qui n'a pas empêché son gendre, le vicomte de Varzea, de prendre part bravement au carrousel de Belem, avec le harnachement familial et dans le costume Louis XIV, légué à lui-même ou à son beau-père par leurs ancêtres et maîtres en ces nobles passe-temps.

La princesse Amélie ne serait pas reine et ne serait pas femme si elle était insensible au charme de la reconstitution de ces assemblées créees par la chevalerie en l'honneur des dames, où se réunissaient tous les genres de prestiges et qui, même à notre époque positiviste, jettent encore dans de longues rêveries tant de fraîches imaginations de vingt ans. La jeune souveraine n'a eu qu'à faire un signe pour associer à son projet favori un groupe de belles patriciennes; mais c'est surtout par son initiative infatigable que tous les obstacles ont été levés et toutes choses mises à point avec une étonnante rapidité. Le succès du carrousel a donc été pour Sa Majesté, on peut le proclamer hautement, un triomphe personnel, ainsi que pour la présidente du comité d'organisation, Mme Carlos Eugenio d'Almeida, pairesse du royaume, dame, au surplus, d'une rare distinction et qu'il serait séant et galant de citer comme une professional beauty, si la supériorité de son esprit ne faisait, en quelque sorte, oublier le reste.

Le carrousel d'ordinaire comporte deux partis opposés, deux pelotons marchant sous des couleurs diverses, sous la direction d'un chef ou d'un "guide" (c'est ici le mot propre). Le premier de ces pelotons était conduit par le prince Alphonse, duc d'Oporto, poudré à la maréchale et magnifiquement costumé de velours vert, empanaché et équipé à l'avenant. La race des fidalgos et beaux cavaliers portugais n'a pas dégénéré en lui. On a fréquemment admiré et applaudi son aplomb et sa dextérité, soit dans le jeu des bagues, soit dans les autres exercices variés, dont quelques uns ont un cachet tout local et j'oserai presque dire assez bouffon. A mentionner, entre autres, l'homme d'armes mécanique qui tourne sur un pivot et cingle d'un coup de fouet son agresseur, dès que la lance touche l'écu dont il est armé.

Les couleurs du deuxième peloton étaient d'or. Il était guidé par le comte Antonio de San Martinho, qu'on répute sans rival pour l'élégance et la souplesse avec lesquelles il manie un cheval.

D. Alphonse avait en lui un adversaire très redoutable et M. de San Martinho en a donné la preuve en enlevant, dans une poursuite échevelée, certaine rose attachée en guise d'épaulette à l'habit du prince et qu'il s'agissait de préserver ou de laisser cueillir. En cela consistent le défi et l'intérêt de la lutte.

Ce jeu, exécuté pour le bouquet, est particulièrement curieux et plein d'actions et de mouvements imprévus. Les cavaliers se groupent par trois, dont un - c'est celui qui a la rose - se défend contre les deux autres. La victoire est au plus adroit et au plus agile. Les gentils petits trophées étant consacrés d'avance aux hautes et puissantes dames qui président la fête, chacun est jaloux d'en conquérir au moins un. Des trois roses restées aux mains des vainqueurs, la première a été offerte à la Reine, la deuxième à la princesse Hélène et la troisième à Mme d'Almeida.

H. de Claverie

In LE FIGARO, Paris - 11 de Maio de 1892

2 DE AGOSTO DE 1891 - PARIS: BOM ESPECTÁCULO EM PERSPECTIVA NA 11ª TOURADA DA TEMPORADA



Bibliothèque nationale de France

Courrier des Spectacles

Dimanche prochain 2 août, à trois heures, onzième grande course de taureaux aux Arènes du bois de Boulogne. Le programme est des plus alléchants: Mlle Gentis et José Bento de Araujo, Valentin Martin. Débuts de Lesaca et sa quadrilla; les picadores. Courses provençales avec le Pouly, de Beaucaire, et son quadrille.

Un amateur français piquera un taureau à la mexicaine. En voilà plus qu'il ne faut pour amener le public aux Arènes, qui sont devenues, chaque dimanche, le rendez-vous à la mode.

In LE GAULOIS, Paris - 30 de Julho de 1891

25 DE SETEMBRO DE 1881 - ARTISTAS DE ESPANHA E DE PORTUGAL EM LISBOA



Biblioteca nacional de España

TOROS EN LISBOA

Corrida verificada el dia 25 de Setiembre de 1881.

Tomaron parte en esta corrida el afamado José Lara "Chicorro", espada de la plaza de Sevilla, y el diestro banderillero José Cortés, siendo caballeros en plaza José María Casimiro Montero y José Bento d'Araujo, trabajando tambien los banderilleros portugueses José Cadete, Juan Calabaza, José Peixiño, Francisco Vaz Caixiña y Rafael Peixiño. Los toros pertenecian á la ganadería de don Simon Luis de la vega. La corrida dió principio á las cinco y media.

Primer toro: para el caballero en plaza; negro, liston y bravo. Casimiro Montero le colocó seis rejoncillos bien puestos; Sancho dió cuatro verónicas y tres navarras, siendo aplaudido, como igualmente el caballero en plaza José María Montero.

2.º Negro, liston y abanto. Calabaza y Caixiña le pusieron seis pares al cuarteo; Calabaza le dió seis lances de capa.

3.º Berrendo en negro, corniabierto y cobarde. Peixiño y Rafael le pusieron cuatro pares al cuarteo; Peixiño le dió seis lances de capa.

4.º Verdugo en colorado. Peixiño y su primo le colocaron seis pares al cuarteo; aplaudos.

5.º Negro y liston. "Chicorro" se sentó en la silla y le colocó un buen par dando el quiebro, cuatro más del mismo modo y seis pares al cuarteo y sesgo.

6.º Negro y liston. El caballero José Bento (de Araujo) le coloca seis rejoncillos, siendo muy aplaudido.

7.º Negro y bravo. El espada "Chicorro" se sentó en la silla y le puso un buen par dando el quiebro y cuatro pares á de á cuarta, siendo muy aplaudido; tomó el capote y le dió cuatro verónicas y seis navarras: aplausos y buenos puros.

8.º Negro y liston. El caballero Casimiro Montero le colocó seis rejoncillos, siendo muy aplaudido.

9.º Verdugo en negro y liston. Calabaza y Peixiño le colocaron ocho rejoncillos por mitad, siendo aplaudidos.

10. Retinto en negro, cornalon y abanto. Calabaza y Caixiñas le pusieron seis pares por mitad.

11. Cortés y Calabaza le pusieron diez pares de banderillas al cuarteo y le dieron seis verónicas.

12. El caballero le colocó seis rejoncillos y cuatro pares de banderillas Peixiño y Calabaza.

13. El espada "Chicorro" se sentó en la silla y puso un buen par de las de á cuarta: palmas.

14. Negro, liston y bravo. Caixiñas y Calabaza le colocaron ocho pares de banderillas dando el quiebro, muchas palmas.

15. Negro y liston. Los Robertos le colocaron ocho pares de banderillas al cuarteo y sesgo. Roberto le dió seis verónicas y cuatro navarras, y tuvo una ovación general, muchos regalos, putos habanos y una llamada por el público á la plaza.

El corresponsal.

In BOLETÍN DE LOTERÍAS Y DE TOROS, Madrid - 20 de Fevereiro de 1882

11 DE AGOSTO DE 1892 - PARIS: 5ª CORRIDA DA TEMPORADA NA CAPITAL DA FRANÇA

 

Bibliothèque nationale de France


COURRIER DES THÉATRES

Matinées aujourd'hui à l'Hippodrome, au Nouveau Cirque.

À 3 heures, courses de taureaux aux arènes de la rue Pergolèse. Mlle Maria Gentis, M. José Bento de Araujo, courses espagnoles et provençales.

Georges Boyer.

In LE FIGARO, Paris - 11 de Agosto de 1892

17 DE JULHO DE 1910 - LISBOA: CORRIDA COM BONS ARTISTAS E TOUROS MANSOS

 

Biblioteca nacional de España

Desde Lisboa

3.ª corrida. - Espadas: Machaquito y Bienvenida.

Con una tarde un poco agradable se realizó la tercera corrida.

El cartel no podía ser más atrayente, pues los dos espadas son los que tienen mayor número de simpatías entre los aficionados portugueses, y por eso la plaza de Campo Pequeño tuvo una buena concurrencia; pero lo que resultó malisimo fueron los toros que la empresa presentó para ser lidiados por diestros tan notables, pues si no hubieran sido Machaco y Bienvenida, con la ayuda del notable banderillero y excelente peón Blanquet, la corrida hubiera resultado una solemne bueyada, pues de los diez toros ni uno solo salió bravo; al contrario, mansos perdidos.

Blanquet, que, como he dicho, es un colosal banderillero, lidió el segundo con Cadete, que también es un excelente banderillero.

Tanto el uno como el otro clavaron pares superiores, sobresaliendo Blanquet en uno monumental al sesgo, que le valió un gran ovación.

En la brega, Blanquet estuvo soberanamente superior, oyendo constantes ovaciones.

La lidia de este toro por Blanquet y Cadete, fué lo más brillante que se ha visto en la plaza de Campo Pequeño.

Machaquito y Bievenida estuvieron superiores en arte y elegancia, e hicieron con los mansos lo que humanamente fué posible.

Machaco, con mucha inteligencia y valentía, Bienvenida, adornándose con más elegancia y arte.

Con las banderillas, en el quinto, Machaco clavó un par al quiebro, colosal, y otro en la misma suerte, pero resultó archisuperior por la manera como citó y consumó la suerte.

Bienvenida puso también un par  superior al cambio, y otros al cuarteo.

El arte y la inteligencia con que los notables diestros banderillearon este manso, fué asombroso.

Con la muleta estuvo Machaco en el cuarto superiorísimo de valentía; pocas veces se verá pasar un toro con tanto arte y valentía. En los otros toros que trasteó, estuvo también muy bien.

Los mismos espadas banderillearon el noveno toro, pero su trabajo no pudo resultar, porque el toro todavía era más manso que los anteriores.

Bienvenida dejó en el décimo un superior par al cambio.

Los dos diestros fueron constantemente aplaudidos, porque debido á los notables recursos de Machaquito y Bienvenida, se debe el que los amadores lusitanos salieran de la plaza satisfechos, así como á Blanquet, que toda la atrde bregó con tanto arte y valentía como no se puede imaginar.

Las ovaciones que los tres artistas oyeron toda la tarde, les quedaran de recuerdo.

De los portugueses, los rejoneadores José Bento (de Araújo) y Manuel Casimiro, á pesar de su buena voluntad, poco pudieron lucir con tan solemnes mansos.

Los banderileros Manuel dos Santos, Tomé y Juan de Oliveira, muy bien.

La dirección de Jaime Henriques, continúa siendo objeto de la mayor censura.

A la corrida asistió el principe real don Alfonso.

MANUEL J. GÓMEZ

In EL TOREO, Madrid - 18 de Julho de 1910

12 DE SETEMBRO DE 1897 - RIO DE JANEIRO: UMA CORRIDA EXCELENTE


Biblioteca nacional do Brasil

Tauromachia

A festa de hontem, em beneficio do bandarilheiro Silvestre Calabaça, foi excellente sob todos os pontos de vista. Satisfeitissimo, pois, deve se achar esse distincto artista, que hontem, valha a verdade, trabalhou como um artista consummado que demonstrou ser.

Infelizmente, para nós, só hontem é que tivemos a certeza de que Calabaça é artista; correu pouco e trabalhou bem.

Lidaram-se seis magnificos touros portuguezes e cada qual, melhor, deixava os artistas exhibirem as suas sortes, todas com felicidade e delirante applauso.

Os dois cavalleiros, como sempre, trabalharam os bichos que lhes foram destinados, com arte, gosto e pericia; as estrepitosas salvas de palmas que a cada ferro apontado se fazia ouvir, isso deixou bem patente.

O animal destinado a Gordito e Chicorrito deu occasião a que esses dois artistas demonstrassem, mais uma vez, o valor da sua arte e a correcção de seus trabalhos. Os afficionados e não os jagunços os applaudiram com o enthusiasmo a que sempre fazem jús.

Só uma péga foi ordenada, e essa arrebatadora: o touro, ainda fresco para as bandarilhas e para a capa, foi mandado pegar, e com uma pericia indescriptivel foi elle sustentado por José Cabeça, que atirou-se ao valente animal, e aos trambolhões percorreu parte da arena, agarrado sempre ao gordo cachaço do bicho; auxiliado depois, pelo resto do pessoal, foi elle, a custo, arrancado do animal, onde parecia que uma força magnetica o prendia. Fez jus, já se vè, aos mais enthusiasticos applausos do publico e particularmente, aqui o dizemos, aos nossos.

Silvestre Calabaça, além das merecidas palmas que carregou aos montões, tambem carregou uma boa porção de presentes, alguns valiosos.

A festa, pois, a parte algumas vaias que os jagunços entenderam dever dar, para interromper o trabalho dos artistas, foi o que se póde desejar, e devemol-o registar como uma das excellentes festas que aquella empreza tam offerecido aos seus concurrentes.

In O PAIZ, Rio de Janeiro - 13 de Setembro de 1897