5 DE JULHO DE 1903 - LISBOA: FESTA ARTÍSTICA DO CAVALEIRO JOSÉ BENTO DE ARAÚJO NA PRAÇA DO CAMPO PEQUENO (na imprensa espanhola)


Biblioteca nacional de España

LISBOA

Corrida celebrada el día 5 de Julio

Con tal fecha, efectuóse en nuestra plaza la fiesta artística del estimado caballero José Bento de Araujo, á la que nos fué imposible asistir.

Por ese motivo, y no queriendo dejar á los lectores de SOL Y SOMBRAsin la acostumbrada noticia, pedimos licencia á nuestro querido amigo é inteligente aficionado don Segismundo Costa, ilustrado crítico de O Popular, para servirnos de su información referente á esta corrida, con lo que ganarán mucho los clientes de nuestra revista.

Según nuestro amigo, la concurrencia de público fué escasa, apenas media entrada, contribuyendo tal vez á eso el hecho de haber resultado mansas en la corrida anterior las reses del Sr. Esteban de Oliveira, de quien eran también los toros lidiados en ésta y que, francamente, no fueron buenos aunque sí algo mejores que los de la tarde anterior. Por el juego que dieron pueden clasificarse een esta forma: el primero cumplió; segundo, tercero, sexto, séptimo, octavo y décimo demostraron mansedumbre; el cuarto cumplió en banderillas, llegando huído á la muleta; el quinto entró con voluntad al caballo, pero se declaró manso para la brega, y el noveno quedo bien. Bravo, que mereciera en justicia tal epíteto, no vimos ninguno. Eran desiguales en tipo y en corpulencia, y sólo podemos anotar que estaban bien criados.

A no ser por la mucha inteligencia de algunos artistas, que se esforzaron por hacer buen trabajo, el espectáculo hubiera resultado monótono y aburrido.

La faena ecuestre, á cargo de José Bento (de Araújo), Fernando de Oliveira, Joaquín Alves y Eduardo Macedo, fué ejecutada siempre con dos caballeros en la plaza, como indicaba el programa. Así, pues, el toro que salió en primer lugar fué "farpeado" por Fernando de Oliveira y Joaquín Alves; el quinto por José Bento (de Araújo) y Macedo; el sexto por José Bento (de Araújo) y Fernando, y el noveno por Joaquín Alves y Macedo.


LOS CABALLEROS. - El trabajo de José Bento (de Araújo) en el quinto no entusiasmó; en el sexto estuvo bastante activo, procurando con voluntad sangrar al enemigo, que se mostró blando al hierro.

Fernando de Oliveira toreó bien al primero, midiendo los terrenos convenientemente y citando con arte. Oyó bastantes aplausos y fué llamado al redondel cuando terminó la lidia. En el sexto, aunque reconociendo que el bicho era blando, no comprendemos por qué razón el referido caballero estuvo tan apático, mostrando poca voluntad en herir á su enemigo.

Joaquín Alves, en el primero, estuvo muy trabajador, clavando varios rejones y midiendo bien los terrenos; solamente censuramos que en una de las suertes no consintiera lo debido al cornúpeto. Fué llamado al terminar la faena y oyó muchas palmas. Le correspondió además torear el noveno, del que pudo sacar mejor partido si lo citara más en corto, que era lo que el toro necesitaba; pero no lo entendió Joaquín así y de ahí que poco hierro pudo utilizar.

Eduardo de Macedo estuvo desgraciado, tanto en el quinto como en el noveno. En el quinto resultó cogido por no medir convenientemente los terrenos.


LOS ESPADAS. - El famoso diestro de La Algaba, que es uno de los espadas que más agradan á este público, trabajó con voluntad. Trasteó al tercero con algunos pases de muleta; pero el toro era manso, y Algabeño, en cuanto lo vió cuadrado, entró á herir, señalando bien la estocada. Lo mismo le ocurrió con el cuarto, porque el animalito llegó huído á la muleta, y el quinto, al que también pretendió trastear, no embistió al trapo. En el octavo, que parte del público pedía que fuese banderillado por los espadas, ejecutó José García un trasteo variado, rematando algunos pases rodilla en tierra, ciñendose bastante y haciendo gala de una valentía extraordinaria, obligando mucho al manso. Fué merecida y prolongada la ovación con que la mayoría de los espectadores premió el trabajo del arrojado artistas.

Su compañero Diego Rodas, Morenito de Algeciras, que esta tarde hacía su primera presentación ante nuestro público, no hizo lo sufiente para que podamos apreciar sus méritos, aunque reconocemos en él valor y serenidad. Con la muleta dió varios pases altos, con la derecha, ayudados y de pecho, intercalados con algunos muletazos de castigo, para apoderarse del buey, que estaba completamente huído. Quiso también pasar de muleta al séptimo, pero nada pudo hacer, por habérselas con otro manso perdido.

Con las banderillas dió visibles pruebas de que sabe lo que hace, dejando dos pares y medio al cuarteo buenos en el octavo, citando bien y rematando las suertes con desahogo. Lástima que la última vez que entró á parear cayese en la arena y fuese alcanzado por el toro, que embistió contra él junto á las tablas, pisoteándole y produciéndole una dislocación en la articulación tibio tarsiana del pie derecho, según el dictamen facultativo.


LOS BANDERILLEROS. - Una vez más estuvimos á punto de no ver parear á los notables banderilleros Moyano y Blanquito, pues gran parte del público, por una apreciación errónea, cree que el hecho de haber un espada en el ruedo es motivo para que sea buen banderillero, y de ahí la exigencia absurda de querer que los jefes de cuadrilla pongan rehiletes. Por fortuna Moyano y Blanquito consiguieron adornar al toro cuarto sin protestas, oyendo por el contrario muchas palmas, debidas á la forma artística é inteligente con que dejaron en los "rubios" de la res varios pares de banderillas. Pero cuando les correspondió torear al octavo, con el que Moyano hizo una buena suerte de "gaiola", gran número de espectadores exigió que los espadas banderilleasen. Morenito de Algeciras accedió, como indicamos arriba, y Algabeño, que no es banderillero, se excusó, provocando injustas manifestaciones de desagrado.

El público inteligente, sin embargo, aplaudió la actitud de Algabeño, y los banderilleros continuaron su faena en medio de una bronca mayúscula.

Theodoro y Cadete banderillearon mal al segundo manso, mereciendo apenas ser consignados un par de cada uno. En el último puso Theodoro dos pares buenos y uno Cadete.

Saldaña puso al tercero un par y Manuel de los Santos tres buenísimos.

Tomás da Rocha fué aplaudido por un magnífico par en el séptimo.

Bregando, Theodoro, Manuel de los Santos, Blanquito y Moyano.

Botas estuvo regular dirigiendo, y los forcados hicieron una pega de "cernelha" en el cuarto bicho y otra de cara en el séptimo.

Asistieron al espectáculo el Infante D. Alfonso y S.M. la Reina Madre doña María Pía.

José Bento (de Araújo), durante el intermedio, recibió gran número de regalos, entre ellos una bonita casaca de seda azul oscuro y un caballo de brega. Y después del indispensable saludo sólo nos resta ofrecer nuestras disculpas á Segismundo Costa si no resulta de su agrado la transcripción que hemos hecho.

CARLOS ABREU.


SOL Y SOMBRA, Madrid -22 de Outubro de 1903