1 DE JUNHO DE 1902 - LISBOA: A FESTA DO CAVALEIRO JOSÉ BENTO DE ARAÚJO NA PRAÇA DO CAMPO PEQUENO (na imprensa espanhola)


Biblioteca Digital de Castilla y León

LISBOA

Corrida efectuada en Campo Pequeño el 1.º de Junio.

Con una tarde bastante desagradable se efectuó en este día el beneficio del caballero José Bento de Araujo.

Ciertamente, á causa del mal tiempo, que además de ser muy ventoso amenazaba lluvia, como continuación de los días anteriores, no tuvo el popular caballero la fortuna de ver llena la plaza, lo que no quiere decir que la entrada dejase de ser bastante grande.

Que el cartel era de los que llaman, no hay duda.


Ante todo, anunciaba el debut en esta plaza del novel matador Juan Sal, Saleri, á quien deseaban mucho ver los aficionados de por acá; y después, para los que buscan y procuran novedades, la presentación del famoso toro Capirote, que enseguida de ser toreado se deja acariciar, sin grandes dificuldades, por su domador.

Y en efecto, el bicho llamó un tanto la atención.

A pesar de contar ya unas quince corridas toreadas el ya célebre Capirote, que el año pasado fué conducido al Brasil y que al volver de allá se conserva todavía con ganas de pelea, como lo demostró recibiendo con voluntad, mas con las precauciones debidas por parte de los artistas, cinco pares de banderillas!

En cuanto lo banderillearon se dejó acariciar por su domador, llamado Manuel Gentil, que le quitó las emboladuras, le dió de comer á la mano y se arrodilló sobre su testuz.

No carece de curiosidad el caso, y conviene anotar que habiendo mandado el sr. Botas salir con los palitroques á los artistas más antiguos para banderillear á Capirote, éstos se negaron á hacerlo, viéndose el director obligado á usar de su autoridad, ordenando que salieran todos.

Sólo Cadete no tuvo á bien arrimarse, pero no por eso es digno de censura. La convidada era buena!


Los demás toros lidiados pertenecían á la ganadería de Estevam de Oliveira, que una vez más tuvo ocasión de ver coronados por el éxito sus esfuerzos de criador escrupuloso y de conciencia.

Si decimos que el acreditado ganadero envió para la fiesta de José Bento (de Araújo) una corrida aún más brava que la anterior, que tanto gustó al público, no diremos más que la verdad.

Y por aquí pueden los lectores calcular el entusiasmo que hubo, siendo nuevamente ovacionado el ganadero y llamado al redondel, en unión de José Bento (de Araújo) y Fernando de Oliveira, después de lidiarse el toro séptimo.

Eso no obstante, no podemos ocultar que esta corrida no nos agradó tanto, pues no tenía la presentación de la anterior, toda vez que entre toros de muchas arrobas vinieron algunos bastante terciaditos.

EL ESPADA. - Baste decir que Saleri - único espada de la tarde - era nuevo en esta plaza, para comprender que había cierto interés en apreciar su trabajo.

La impresión que dejó en el público fué buena, dentro de los límites de su catergoría.

Muy trabajador, puede asegurarse que permaneció en el ruedo toda la tarde; toreó de muleta al segundo, al cuarto, al sexto y al octavo, y aunque no se ciño mucho con los toros, estuvo paradito y sereno. Con el capote, dió algunos lances de bastante mérito en el décimo, parando mucho y estirando bien los brazos.

Banderilleando, clavó un par bueno al cambio y dos al cuarteo, uno de ellos con los terrenos cambiados.

En el sexto saltó la garrocha, pero no le resultó la cosa porque la vara no ancajó en las astas del toro.

En fin, Saleri, que fué muy ovacionado toda la tarde, hizo un trabajo bastante variado, procurando agradar, lo que de hecho consiguió, pues si no tuvo una corrida super, estuvo el muchacho bastante aceptable.

LOS CABALLEROS. - José Bento (de Araújo), haciendo más alardes de su valentía que de arte para torear, rejoneó el primero, solo; el séptimo, con Fernando, y el noveno, con Alves, sobresaliendo en el séptimo, por lo que fué muy aplaudido.

Fernando de Oliveira mantuvo su puesto de caballero destinguidisímo, entusiasmando al público con su trabajo en el séptimo, variado, artístico, fino, como de maestro. La ovación que el público le tributó fué mayúscula, como en verdad la merecía.

Joaquín Alves fué el de siempre: regular nada más.


LOS BANDERILLEROS. - Entre el peonaje, sobresalió Jorge Cadete banderilleando con mucho arte al segundo, un animal muy fino y con mucha sangre, pero también el más pequeño de la corrrida. (Muchas palmas.)

Torres Branco, en el cuarto, puso al cuarteo un par regularmente y dos, en igual forma, muy buenos, especialmente el primero, andando hasta la cara del toro.

Manuel dos Santos, que quiso cambiar en silla al cuarto, solamente dejó medio par malo, pues no consiguiendo dar salida al toro con el engaño, resultó la silla hecha pedazos; clavó enseguida dos pares buenos al cuarteo, uno de ellos andando hasta la cara del bicho, como hizo Torres Branco.

Quebró en rodillas dos veces, por lo que fué muy aplaudido.

Tomás da Rocha, dos pares buenos al cuarteo y medio regular, al sesgo, en el octavo.

Y con las banderillas no hubo más digno de mención, pues ni José Martins, ni José da Costa, ni tampoco los banderilleros de Saleri, consiguieron lucirse.

En la brega, Manuel dos Santos, Torres Branco y José Martins, respectivamente.

La dirección, desgraciada, aburriendo al público y para comprometer á los lidiadores. Disponer que breguen á los toros destinados para los rejoneadores á los mismos peones que han de banderillear enseguida, es un colmo. Y por hoy, hacemos aquí punto.

A la corrida asistió S. M. la Reina y el Infante D. Alfonso.

CARLOS ABREU

(INSTANTÁNEAS DE FERNANDO VIEGAS)


In SOL Y SOMBRA, Madrid - 17 de Julho de 1902