SETEMBRO DE 1887 - LISBOA: AS CORRIDAS NA PRAÇA DE TOUROS DE SANT'ANNA (na imprensa espanhola)

 


Biblioteca nacional de España

DESDE LISBOA

¡EH! ¡Á LA PLAZA!

            Termináronseme papel y alientos cuando en mi carta anterior iba á dedicar algunas lineas á una fiesta de toros. Pertrecho hoy de uno y otros, acudo gustoso á cumplir lo ofrecido puesta la voluntad y el propósito en hacer agradables mis noticias á los lectores de ese su diario.

            Es lo primero que llama la atencion en punto á espectáculos taurinos en esta capital, la original manera de anunciar cada corrida. De análoga guisa que en nuestras pequeñas poblaciones y en alguna capital de provincia hacen los artistas de circo, dos ginetes vestidos del color de los cangrejos cocidos, recorren las calles algunas horas ántes de la designada para la funcion tocando una trompeta que suena á cuerno y repartiendo profusamente programas. ¡ Los programas! En esto si que no puede competir nadie con el bombo portugués. La fiesta artística es calificada de interesante, magestuosa, grande, deslumbrante y espléndida ; los toros de bravísimos ; el conjunto de toros que han de sufrir las suertes, llamado Curro, de formidable ; de admirable el efecto y de maravillosa la impresion. ¿Cáben más epítetos? Paréceme que no.

            Decidme quien que no esté familizarizado con el elogio de esta tierra, deja de ir á la tourada despues de tragar el anzuelo de un programa. Confieso mi debilidad ; fuí yo de los pescados y con tiempo de sobra encaminéme á la plaza del campo de Santa Ana (NOTA: a praça de touros do Campo de Sant’Anna ficava no actual Campo dos Mártires da Pátria. A história pode ser consultada no site oficial da Junta de Freguesia de Arroios: https://jfarroios.pt/a-freguesia/patrimonio/antiga-praca-de-touros-do-campo-santana/), en tales alturas asentada que tuve precision de servirme de ascensor para no echar los pulmones ántes de ver tan empinada diversion. Ascensores he dicho, y no tomeis á broma la palabra.

            La Compañia de los ascensores mecánicos  de Lisboa, ascension que se realiza por medio de un plano inclinado funicular, tiene establecidos dos de sus coches, uno ascendente y otro descendente en la Calzada do Labra (NOTA: A história sobre o ascensor do Lavra pode ser consultada no site da Câmara Municipal de Lisboa: https://informacoeseservicos.lisboa.pt/contactos/diretorio-da-cidade/ascensor-do-lavra), camino de la plaza, así como en la Calzada da Gloria, frente por frente de la anterior, camino del peregrino paseo de San Pedro de Alcántara, con mayor elevacion que nuestro viaducto de la calle de Segovia, embellecido por precioso jardín, estátuas y cómodos asientos.

            La plaza de toros (NOTA: Praça de Touros de Sant’Anna que acabará por começar a ser demolida em 1889.) es pequeña y de aspecto pobre. Encuentro entre ella y la nuestra de Madrid la  misma distancia que hay entre el valor de nuestros toreros y las mojigangas de por aquí.


            Por cierto que los revendedores son más felices que en la córte del oso; pues venden ó revenden públicamente, diciendo á grito pelado ¡Sol é sombra! Verdad es que no son avarientos en la ganancia y sólo reclaman una perra gorda (veinte reis) por cada billete.

            Los revendedores madrileños son hoy los genuinos representantes de la fábula de Samaniego Las moscas (NOTA: O texto de Félix María de Samaniego sobre as consequências dos vícios e das tentações pode ser lido e/ou escutado, aqui, no site da Biblioteca Virrtual Miguel de Cervantes: https://www.cervantesvirtual.com/obra/las-moscas--0/); como ellas son víctimas de su apetito desenfrenado.

            Las corridas se clasifican aquí en diurnas y nocturnas, y los toros en puros y experimentados. Las corridas nocturnas comienzan á las nueve y media hallándose iluminada la plaza por 2.500 luces de gas. Despues sabreis lo que son toros puros, en estado de canuto, y qué experimentados.

            Diurna fué la que ví, Calabaza (NOTA: Calabaça) se apellidaba uno de los beneficiados. La cortesía entre portugueses es tan ilimitada que Calabaza y su consorte en el beneficio daban las gracias al comprador del billete en éste de la forma siguiente: Os beneficiados agradecen.

            Mas la filarmónica, Calceiteiros (NOTA: Calceteiros) municipaes que abrillanta el espectáculo, alternando con la banda de ciegos de la casa Pía, termina su última pieza ; el riego del coso está hecho y la plaza atestada de impacientes que entretiénense en silbar ó en beber cerveza y botellas de gaseosa.

            Cayóseme el alma á los piés al aparecer los lidiadores. No espereis que os hable del paseo de las cuadrillas, de ese paseo en que lucen su sal los toreros españoles llevándose su donaire y guapeza los ojos de las hembras y los entusiasmos de los hombres. Atraviesan la plaza estos toureiros con gravedad, con plomo, haciendo descansos cada cuatro ó cinco pasos que dan, formados en dos filas, cabizbajos, tristones, sin lucir la gallardía, dando al viento las huecas patillas : esto los infantes, los pedestres ; que los caballeiros (NOTA: Cavaleiros)  recorren el ruedo haciendo saludos y monadas con stres. Los fidalgos se deshacen las manos á aplaudir, todo lo hallan  digno del ruido de sus palmas y ayúdales en tan ruidoras manifestaciones la música endemoniada que por órden de no se quién, torea un ratito siempre  que algun torero hace algo regular : es como intérprete del agrado del público.

            Despues de los cumplimientos de estilo, sigue el grandioso torneo tauromáquico de los 13 touros (este es el número de costumbre). Unas reses son farpeadas (rejoneadas) por los caballeros, poniéndolas hasta 10 ó 12 rejones, y otras son bandarilhadas con cinco ó seis pares de zarcillos. (NOTA: Zarcillo é um termo usado antigamente para referir as bandarilhas. Mais informação: http://www.cetnotorolidia.es/opencms_wf/opencms/diccionario_taurino/Z/Zarcillos.html)

            Como atractivos!!! préstase algun banderillero á poner ferros de palmo ó ejecuta el arriscadísimo salto de garrocha.

            Esto es todo ; de tarde en tarde se pasa de muleta algun bicho, y como final de estas lidias salen en vez de las mulillas los cabestros, volviendo al hogar de la familia al jóven predestinado á quien ni aun se le consiente la defensa y la lucha noble, puesto que se le embolan los cuernos.

Como detalles de esta desgraciada corrida por mí presenciada, os diré que el público se exasperó una sola vez pidiendo outro boy, como sustituto del corrego que el Excmo. Sr. Labrador había escogido de sus opulentas manadas.

            Allí estaban, no en la manadas sino en la plaza, dos toreros compatriotas, el Minuto y el Pescadero, por quienes oí dos ó tres veces el grito de fora espanhol : y á pesar de que se ne iba de las manos la bengala ó baston, he de declarar que estuvieron detestables, casi peor que los portugueses. ¡Qué contraridad para mí, que los hubiera deseado Frascuelos ó Mazzantinis!

            Ahora ya sabeis lo que son toros inocentes y toros de experiencia : unos y otros rivalizan en piés ligeros y en corazon cobarde.

            Otro detalle de gracia. Los beneficiados unieron dos capotes de paseo y recorrieron la plaza pidiendo dinero y haciendo reverencias. El público los agasajo además de los reis, con ramos y bouquets. ¡Cosa extraña, un torero cargado de flores como una actriz.

            Salgamos ya ; yo de la plaza y vosotros del artículo. En medio del mayor órden desfila el público, sin que haya posibilidad de atropellos de coches y caballos.

            Allí no ví un solo vehículo ; las cuestas no lo consienten ; en cambio funcionam rápidamente los ascensores mecánicos.

            ¿Qué más he de deciros? Abogando por la exactitud, la única ley del que escribe, recinozco que hay caballeiros habiles y bandarilheiros buenos ; pero la mayoría suele tirar presto el capote á la testa del cornúpeto y saltar al corredor por la trincheira (barrera) con harta frecuencia. El Sr. (José) Bento de Araujo es un buen rejoneador, y los hermanos Robertos dos banderilleros de pró.


            Poco dado á las generalizaciones de hechos aislados, que este vicio es el que extravía á los escritores ultra pirenáicos cuando de Espãna se ocupan, procuro ceñirme á la verdad, aprisionando con fuertes ligaduras la imaginación. Así se alcanzan la autonomía del juicio y la veracidad de la aseveracion.

ANTONIO SOTO Y HERNANDEZ.

Lisboa Setiembre 1887.

In LA PUBLICIDAD, Madrid - 13 de Setembro de 1887